En 1971, Howard Schultz abrió una cafetería en la ciudad de Seattle. Seattle – sobre el Pacífico Norte de los Estados Unidos, a un paso de Canadá- es una ciudad moderna azotada por vientos gélidos, donde el consume del café es altísimo, no tanto por el aroma, sino por sentir un vapor caliente en la nariz . En la ciudad natal de Bill Gates, Schultz bautizó a su cafetería como Starbucks . Durante diez años prveyó café as los bares y restaurantes de su ciudad . En 1985 su propia cafetería, quitó las mesas y sillas y en su lugar puso unos atractivos sofás color borravino , mucha madera lustrada , colores calidos, luces bajas , diarios, revistas , música de la buena y docenas de sabores de cafés con nombres rimbombantes de cuarenta sílabas, inaugurando la historia con el romántico Christmas Blend” . Su idea fue que su negocio fuera “ un tercer lugar”: ni la casa , ni el trabajo, sino un living intermedio para el relax total, donde uno puede quedarse horas ojeando diarios con un vaso de cartón encerado, con un litro de Irish Canela Caramel Moka Latte en la mano .
Los cafés, para el gusto latino, son jugo de paraguas con aroma avainillado. La comida tiene toda el mismo gusto. Los brownies son pringosos , los sándwiches son plásticos . Pero la música es de primera . En los parlantes se escuchan lanzamientos exclusivos antes de que salgan a la calle, como fue el caso del acústico de Jagged Little Pill de Alanis Morissette, que tuvo la excluivoidada para la cafetería durante dos meses. El álbum ganador del Grammy , Jesús Loves Company de Ray Charles vendió más copias en los locales de Starbucks en un año ( 700.000) que en las disquerías. Si embargo, tiene sus límites. No quisieron hacer la venta anticipada de Diablos y Polvos de Bruce Springsteen porque en una de las canciones la letra se refería a una una prostituta.
Con una presencia en 37 países , más de 11.000 locales en todo el mundo,., Starbucks hace rato que le ganó la carrera de la presencia internacional a Mc Donalds. En muchas ciudades hay dos o tres locales por cuadra, a veces uno en una vereda y otro en la de enfrente. Todos tiene cola de clientes esperando ser atendidos.
La compañía apareció en la revista Fortune en el numero 11 de las 100 mejores compañías donde trabajar. Starbucks solo consume el 25 % del café que importa EStados Unidos . Desde 1991 que la compañía cada año crece un 5% o más, hasta este año de 2008, en el cual la compañía planea reducirse porque ha perdido un 18% en materia de ampliación de locales desmesurada. Sus acciones cayeron en la bolsa un 10% con esta noticia sabor café amargo.
Si el café es malo, los sándwiches son gomosos y las masas son secas , ¿ Que busca en estos locales la gente que podría tomarse un espresso muy superior en cualquier café tradicional de los que conocemos?
Una mañana de domingo llegué demasiado temprano a Madrid, para empezar una gira promocionando mis libros por España . Nadie me fue a buscar al aeropuerto. Tuve que cargar mi bolso rodante, tomar el metro, y bajarme en Gran Vía. Llegué a mi hotel a las siete de la mañana, muerta de sueño, para que me dijeran que mi habitación no estaba desocupada aún , que debía esperar hasta después de las 10 de la mañana .
Yo estaba agotada, sin dormir. Todo estaba cerrado en pleno centro Madrid. Caminé entre palomas tempranas y borrachos restregándose las lagañas, buscando un bar donde esperar que me habilitaran una cama. Era invierno, hacía un frío atroz, y se me entumecían las manos. Y la vuelta de la esquina vi el único sitio abierto. Starbucks . Luz cálida como de living, maderas rojizas, aroma a café , y unos sillones color borravino que invitaban a hundirse en ellos.
Me pedí un Doppio Capuccino Cioccolato alla Panna. Me lo dieron en un vaso con un logotipo donde – no sé si por el sueño o porque es cierto -vi a una especie de sirena coronada de cola doble, o a la diosa del mar Iemanjá, con largos cabellos saliendo del agua con una corona y flanqueada por dos delfines.
Me ubiqué junto a un ventanal entibiado por los primeros rayos de sol , me cubri con El País y el ABC , intentado leerlos con párpados que me pesaban demasiado. El café no tenia cafeína . me sumí en un sueño profundo acunada por un jazz relajante que sonaba desde envolvente en parlantes ubicados vaya a saber dónde, porque la música me rodeaba de manera uniforme, parceía estar colgando del aire. Así me quedé dormida en el Starbucks.No sé cuantas horas abren dormido rodeada de catadores de café. Unas cuatro horas después, me desperté como nueva, viendo que ya se me había pasado la hora del check in . El café estaba lleno de gente. me costó horrores despegarme del mullido sofá para emprender el camino al hotel. La cama de mi habitación era dura y fría comparada con el sofá de Starbucks .
Entonces supe que el señor Schultz lo habia logrado. Nadie va a Starbucks por un Doppio machiattoy Soya Mocka Jamaiquino, ni por el Soya Blend Vanilla Spumone , ni por el Frapuccino Glacé Parisienne.
Es que a veces estamos incómodos en casa, incómodos en la oficina, incómodos sin hotel , y no tenemos donde ir . Entonces, todos van al “tercer lugar” , la casa de los “ Dólares estrella” , el living de Iemanjá .
Los cafés, para el gusto latino, son jugo de paraguas con aroma avainillado. La comida tiene toda el mismo gusto. Los brownies son pringosos , los sándwiches son plásticos . Pero la música es de primera . En los parlantes se escuchan lanzamientos exclusivos antes de que salgan a la calle, como fue el caso del acústico de Jagged Little Pill de Alanis Morissette, que tuvo la excluivoidada para la cafetería durante dos meses. El álbum ganador del Grammy , Jesús Loves Company de Ray Charles vendió más copias en los locales de Starbucks en un año ( 700.000) que en las disquerías. Si embargo, tiene sus límites. No quisieron hacer la venta anticipada de Diablos y Polvos de Bruce Springsteen porque en una de las canciones la letra se refería a una una prostituta.
Con una presencia en 37 países , más de 11.000 locales en todo el mundo,., Starbucks hace rato que le ganó la carrera de la presencia internacional a Mc Donalds. En muchas ciudades hay dos o tres locales por cuadra, a veces uno en una vereda y otro en la de enfrente. Todos tiene cola de clientes esperando ser atendidos.
La compañía apareció en la revista Fortune en el numero 11 de las 100 mejores compañías donde trabajar. Starbucks solo consume el 25 % del café que importa EStados Unidos . Desde 1991 que la compañía cada año crece un 5% o más, hasta este año de 2008, en el cual la compañía planea reducirse porque ha perdido un 18% en materia de ampliación de locales desmesurada. Sus acciones cayeron en la bolsa un 10% con esta noticia sabor café amargo.
Si el café es malo, los sándwiches son gomosos y las masas son secas , ¿ Que busca en estos locales la gente que podría tomarse un espresso muy superior en cualquier café tradicional de los que conocemos?
Una mañana de domingo llegué demasiado temprano a Madrid, para empezar una gira promocionando mis libros por España . Nadie me fue a buscar al aeropuerto. Tuve que cargar mi bolso rodante, tomar el metro, y bajarme en Gran Vía. Llegué a mi hotel a las siete de la mañana, muerta de sueño, para que me dijeran que mi habitación no estaba desocupada aún , que debía esperar hasta después de las 10 de la mañana .
Yo estaba agotada, sin dormir. Todo estaba cerrado en pleno centro Madrid. Caminé entre palomas tempranas y borrachos restregándose las lagañas, buscando un bar donde esperar que me habilitaran una cama. Era invierno, hacía un frío atroz, y se me entumecían las manos. Y la vuelta de la esquina vi el único sitio abierto. Starbucks . Luz cálida como de living, maderas rojizas, aroma a café , y unos sillones color borravino que invitaban a hundirse en ellos.
Me pedí un Doppio Capuccino Cioccolato alla Panna. Me lo dieron en un vaso con un logotipo donde – no sé si por el sueño o porque es cierto -vi a una especie de sirena coronada de cola doble, o a la diosa del mar Iemanjá, con largos cabellos saliendo del agua con una corona y flanqueada por dos delfines.
Me ubiqué junto a un ventanal entibiado por los primeros rayos de sol , me cubri con El País y el ABC , intentado leerlos con párpados que me pesaban demasiado. El café no tenia cafeína . me sumí en un sueño profundo acunada por un jazz relajante que sonaba desde envolvente en parlantes ubicados vaya a saber dónde, porque la música me rodeaba de manera uniforme, parceía estar colgando del aire. Así me quedé dormida en el Starbucks.No sé cuantas horas abren dormido rodeada de catadores de café. Unas cuatro horas después, me desperté como nueva, viendo que ya se me había pasado la hora del check in . El café estaba lleno de gente. me costó horrores despegarme del mullido sofá para emprender el camino al hotel. La cama de mi habitación era dura y fría comparada con el sofá de Starbucks .
Entonces supe que el señor Schultz lo habia logrado. Nadie va a Starbucks por un Doppio machiattoy Soya Mocka Jamaiquino, ni por el Soya Blend Vanilla Spumone , ni por el Frapuccino Glacé Parisienne.
Es que a veces estamos incómodos en casa, incómodos en la oficina, incómodos sin hotel , y no tenemos donde ir . Entonces, todos van al “tercer lugar” , la casa de los “ Dólares estrella” , el living de Iemanjá .
No hay comentarios:
Publicar un comentario