sábado, 11 de julio de 2009

Paris: La romántica ruta del perfume



Por Ana von Rebeur

París es cada vez más París
Paris cuenta con el orgullo de ser la meca del turismo mundial: es la ciudad que más viajeros atrae de todo el mundo. No es para menos: uno puede dar la vuelta al mundo, pero no ha viajado si no conoce Paris. De un sitio que atrae tanto a al gente uno podría pensar que con el tiempo se arruina, se vuelve turístico, universal y pierde su sabor local. Pero esto- que puede suceder en cualquier sitio que se plague de Mc Donalds y souvenirs made in China- no sucedió en París. Quizás el propio orgullo de los parisinos por su ciudad, es lo que logro que la ciudad invadida por gente de todas las naciones, año a año se parezca más a sí misma. Lo que hace veinte años eran bistrós oscuros, con nublados espejos biselados, polvorientas tulipas de opalina y boisserie ennegrecida con los años, hoy ha pulido sus espejos, renovado sus tulipas y lustrado la madrea y sacado sillas y mesas a los trottoirs (veredas ) justo con macetas de flores y reluciente cacharros de cobre bruñido brillando al sol. Las francesas siguen usando el pelo cortísimo, y llevan la baguettes bajo el brazo al volver a casa. En la primavera, las boulangeries de barrio anuncian el arribo del fresco vino beaujolais en pizarras escritas con tiza. Con toda su sofisticación, Paris tiene más de 40 mercados al aire libre, y tres mercados de pulgas. La ciudad de los gatos y las bicicletas, no pierde su aire campechano ni junto a la moderna pirámide de cristal del museo del Louvre. Planeada desde un inicio para que albergue a mucha gente apiñada en algo parecido a una aldea crecida hacia arriba. Por eso su amable construcción a escala humana invita a recorrerla toda, a través de callecitas angostas, portales bajos y ventanas pequeñas. Como en ninguno de sus apartamentos hay mucho lugar, los parisinos hacen solamente la compra del día, todos los días, y siempre llenan las boucheries y las patisseries. Si a eso le sumamos la afluencia de turistas, la ciudad es siempre un hervidero de gente que compra cosas lindas y sabrosas, atravesando el aroma a croissants fragantes, crepes mantecosas y castañas asadas. Mientras Estocolmo nos da la espalda, Berlín asusta y Venecia despista, Paris nos tienta y nos abre sus puertas para que la recorramos de punta a punta, disfrutándola a cada paso, descansando en cada barcito y café. Como sus habitantes no tienen patios ni jardines, pasan gran parte de sus días en jardines y parques: los jóvenes paseando sus bebés, los viejos paseando sus perros, y los turistas almorzando su picnic.

La ciudad que enamora
Pocos paisajes con tan espectaculares y conmovedores como contemplar el Sena al atardecer, con los bateaux mouches surcando sus aguas repletos de visitantes tan embelesados como nosotros, viendo la ciudad iluminada desde cubiertas tapizadas por alfombras rojas, entre jarrones de rosas también rojas, y bebiendo dorado champagne bajo ristras de bombillas encendidas que se reflejan en las olas, a veces con un violinista a bordo tocando a La vie en rose. Al ponerse el sol que tiñe el cielo también de rojo, la Torre Eiffel lanza destellos de 20000 lamparillas en los diez primero mineutos de cada hora, completando un cuadro que parece sacado de un sueño. Todo este idílico escenario, que seria kitsch en cualquier sitio, no lo es en Paris, donde el romance es inevitable.
Y si hablamos de romance y de Paris, hay que hablar de perfumes.
Asi como dicen que en Francia hay más de un queso para cada dia del año, también hay más de 400 perfumerías exclusivas, una para cada día del año.
Siendo Paris la cuna del perfume- gracias a las cosechas de flores de Grasse, el sur , donde estan los mayores fabricantes – no es de extrañar que en la ciudad lo que sobre sea el perfume. Es imposible mencionar todos las parfumeries : están las casas de grandes marcas , y los perfumistas privados con sus marcas solo conocidas para los parisiennes y los perfumistas que hace fragancias personalizadas a gusto del cliente .
Pero como a Paris hay que conocerla se puede recorrer parando en sus perfumerías sin perder parte de su historia.


La ruta del perfume


Por ejemplo, en la Ile Saint Louis, detrás de la catedral de Notre Dame, en el número 19 de Quai de Bourbon está la casa donde vivió la escultora Camille Claudel, el gran amor del escultor Auguste Rodin. Muy cerca, en la Rive Gauche , partiendo de la estación de metro Rue du Bac podemos visitar en 80 rue de Grenelle a “Parfums de Nicolai”, la fábrica de aromas de Patricia de Nicolai, nieta del perfuimista Pierre Guerlain. Ella nos presenta cada una de sus esencias y halla la ideal para cada persona. En el bohemio barrio Le Marais, la señorial Places des Vosgues tiene algunos de los bistrós más mágicos que se puedan encontrar , ocultos en la galería de la plaza cerrada donde vivió el dramaturgo Víctor Hugo. Y entre boutiques y anticuarios, en el numero 18 de la plaza se encuentra. “Senteurs du Pays Basque”, una delicada perfumería especializada en aromas del norte de Francia. Las erstaciones de metro mas cercanas son Saint-Paul o Hotel de Ville.
La avenida Champs Elyseés tiene las megatiendas más vanguardistas, que rompen la escala a parisina para sorprendernos con megavidrieras gigantes. Aquí, en el número 70, se encuentra Sephora, una perfumería con todos los perfumes y maquillajes imaginable en más de una cuadra de largo. Y en el número 74 se encuentra Annick Goutal , un sitio donde se pueden encontrar esencias únicas y personalizadas. L´ Occitane en Provence en el numero 84, tiene esencias naturales de la Provenza .Louis Vuitton , Chanel, Benetton , Armani y Dior tienen sus vidrieras en esta avenida .
La Rue Faubourg Saint-Honoré ya es toda una galería del perfume. Una tras otra, en esta calle están las perfumerias Elco, For You, Monsieur Elysees-Linea Donna, Nocibe, Mac, Origins , Excel, la exquisita tienda Jo Malone, Comme Des Garcons Perfume Shop, Penhaligons , Velds, Caillau y Caron, entre otras tiendas donde se pueden adquirir perfumes libres de impuestos. Los mayores diseñadores de moda también están en esta calle: Versace, Hermes, Yves Saint Laurent,Gucci y casas de moda avant-garde como Colette. Las estaciones de metro más cercanas son Concorde, Tuileries y Pyramides . La Avenue Montaigne tambien nos da la posibilidad de visitar los escaparates de grandes firmas como Dior, Cardin, Balmain, Ungaro, Lanvin y Chanel. Armani tiene aquí una tienda de 400 metros cuadrados que también vende su gama de fragancias Emporio y Privé.
En el 2 de Place Vendome, Guerlain nos ofrece su colección de perfumes en un edificio fastuoso. En la zona de la Place de la Madeleine, Saint-Sulpice y Sèvres-Babylone, Versace y Sonia Rykiel exhiben entre otros sus perfumes homónimos, entre boutiques de autor con precios más accesibles y prendas originales de modistos que mañana serás celebrities .


Parfums haute couture
Pero en verdad, el paraíso de los aroma está en las trastiendas de perfumistas como la maisons Patou, Guerlain, Caron y Annick Goudel. Una vez frente a los miles de botellitas de esencias base, un nez - “nariz”, como se llaman los maestros perfumistas - nos lleva en un recorrido de tres horas por el mundo del olfato, permitiéndonos disfrutar esencias exquisitas y deleitarnos con los secretos de las nuevas líneas. Mitad en inglés mitad en francés, genios del perfume como Jean Kerleo- creador de la fragancia Patou 100- nos da a probar perfumes de su autoría, con precios promedio de 3000 euros la botella .Esto sucede en el Musée Osmoteque , en 36 rue du Pars de Clagny.
El Parfum Bar de la maison Patou tiene un plan aun más exquisito: nos lleva un día paseando por Paris con el nez estrella para que descubramos cuáles son nuestros aromas favoritos, los que más nos identifican y representan. Luego regresamos al laboratorio, y con esa data - y nuestra aprobación personal- , el experto hace el cóctel perfecto para nuestra piel, a un precio de 55 euros el mililitro, que no es un precio caro siendo un aroma que no usará nadie más que uno. Este proceso es lo más parecido al perfume perfecto que buscaba el obsesivo perfumista de la novela de Patrick Süsskind, pero con final más feliz.



El Museo del Perfume

En el número 9 de rue Scribe cerca de la Opéra Garnier se encuentra el Musée du Parfum , perteneciente a la Parfumerie Fragonard, una de las más tradicionales fabricas de perfumes además de ser escuela de expertos perfumistas. El museo ocupa dos plantas de un palacio estilo Napoleón III. Allí la entrada es libre y nos empapa con la historia completa del perfume, desde tiempos del Antiguo Egipto hasta hoy. Nos enteramos deque la primer fragancia moderna la inventó el francés Jean Marie Farina en 1709 en Alemania: la Eau de Cologne . Descubrimos que las esencias se extraen de vegetales, flores, animales y sustancias exóticas como secreciones de cachalote y glándulas de ciervo, de castor y de civet ( un mamífero asiático) y que son caras porque se necesitan miles de kilos de pétalos para obtener sólo gotas de extracto de cada flor. Sabemos que el Chanel Nº 5 – un perfume creado en 1921 que sigue siendo le mas vendido del mundo- fue el primero hecho con fragancias sintéticas. Y que los nez tienen hoy una paleta de 4000 esencias para combinar, y que solo hay 300 nez en todo el mundo.
Cada perfume está formado ingredientes de distintas familias olfativas: cada uno lleva notas mas volátiles, frescas y cítricas ( las que primero se perciben), notas medias que perduran ( las florales o “de corazón”) y notas base que son las que permanecen más tiempo ( cálidas y dulces, como el almizcle, el cuero o la vainilla). El diseño de los frascos es otra historia fascinante, y en el museo se ven verdaderas joyas como los frascos de Lalique y los diseñados por Salvador Dalí para Elsa Schiaparelli. El metier de perfumista se hereda o transmite, como el buen gusto, de padre a hijo o hija en las familias francesas. No es de extrañar: pocos oficios parecen más gratos que el de estar en París combinando fragancias, para hallar la melodía exacta que busca el experto y que luego siguen los fans de todo el mundo. A la combinación de esencias que encajan a la perfección le llaman melodía. Como la que brota del violín del barco que surca el Sena al atardecer. Está bien puesto el nombre, porque – igual que una melodía- una sola gota de perfume francés nos transporta al instante exacto en que estuvimos en París comprando el alma de lilas, nardos, jazmines y rosas…¡Aaaah, qué viaje! La vie en rose!

sábado, 7 de marzo de 2009

Las ciudades amuralladas fascinantes del mundo

El mejor ataque es la defensa:
Desde siempre, los seres humanos tuvieron el fuerte instinto territorial de defender la zona que ellos ocupaban antes de que la ocupe otro. El concepto de que "esto es mío porque estoy aquí" rigió en todas las civilizaciones desde que el principio de los tiempos. Además , apenas un grupo humano se enriquecía luego de afincarse en un territorio, lo importante era construir murallas, terraplenes o vallas para impedir invasiones. Los sistemas defensivos para proteger el territorio de los posibles invasores se fueron perfeccionando con el tiempo y los descubrimientos técnicos. Las defensas más efectivas que se conocen fueron tan útiles que aún siguen de pie, siglos después de haber sido construidas. Todas ellas están hechas de piedra, el elemento más duro que encontraron sus habitantes. Los lugares mejor defendidos siempre se hicieron sobre promontorios altos que permitieran divisar cuando aún estaba lejos, y preferiblemente rodeado de agua o acantilados que también sirvieran como protección.

Astucia al servicio de la protección:
Lo que más impulsó la construcción de ciudades amuralladas fueron las Guerras Cruzadas en el siglo XI , que se empezaron con la idea religiosa de liberar a Tierra Santa de la dominación musulmana, pero que terminaron formando ejércitos que con el falso pretexto religioso, optaban por asaltar cuanta aldea cruzaban en el largo camino hacia y desde Medio Oriente . Por este motivo , las aldeas tuvieron que rodear de murallas de piedra cada vez más fuertes y extensas para poder proteger con ellos a artesanos, gobernantes , burgueses, ejército y clérigos. La impresionante cantidad de murallas levantadas entre los siglos III y XVIII hizo que- además - se diseñaran todo tipo de armas para vulnerar sus muros ya fuera trepándolos, tirándolos abajo , incendiando el pueblo en su interior o destruyendo sus portones con arietes .
Pero todo esto no hizo más que aguzar el ingenio de sus habitantes para inventar , a su vez , perfeccionar el diseño de murallas impenetrables.

En el siglo XIV , la aparición del pólvora hizo que se rediseñara la arquitectura en materia de fuertes y murallas, para que esta contemplaran la mejor manera de usar cañones. El ingeniero francés Sébastian La Prestre de Vauban ideó una forma de construir los fuertes que revolucionó la arquitectura militar del siglo XVIII. Fue quien inventó el típico muro en zigzag , con trincheras paralelas a las defensas, que lograron la victoria en varias guerras de asedio. Los castillos de Vauban poblaron las costas en los territorios conquistados de Africa y América : nadie tuvo ninguna idea tan brillante como la suya y durante dos siglos, fortalezas y murallas se hicieron al “ estilo Vauban”


El final de las murallas:
Se dejaron de construir murallas cuando la manera de enriquecerse empezó a cambiar de ser el ataque directo al pueblo vecino a tratar de hacer una negociación comercial con él . Así, las murallas se empezaron a tirar abajo para permitir que las ciudades pudieran crecer y extenderse en torno al centro urbano original. Muchas ciudades – como Roma, Barcelona o Viena , cuentan actualmente con avenidas en el mismo sitio donde antes estaban sus murallas . Por suerte, en muchas ciudades se olvidaron de derrumbar los muros por encontrar en ellos su identidad, su signo distintivo o un buen punto panorámico para admirar el paisaje desde la altura de sus bastiones.


Las más admirables ciudades amuralladas :
Estas son algunas de las ciudades rodeadas de muros que resisten el paso del tiempo en mejor estado de conservación . Conocerlas equivale a realizar un viaje en el tiempo en el que podés imaginar sin esfuerzo caballeros de armaduras brillantes, carruajes , portones levadizos chirriantes, princesas asomándose por las ventanas de sus torres y centinelas oteando el horizonte armados con ballestas desde los muros almenados.
Un tiempo de cuento de hadas que , en estas ciudades, parece haber tenido lugar ayer mismo.

1-
Las murallas más colosales :
AVILA, España :

Cuando la ves a la distancia desde el mirador de Cuatro Postes en la ruta a Salamanca, te dan ganas de frotarte los ojos , para convencerte de que estás despierto, y que lo que veces no es una alucinación de las que tenía el viajero Don Quijote de la Mancha .
Sobre una colina de 1131 metros y rodeada por las aguas del río Adaja, se encuentra la ciudad que tiene los muros más antiguos y mejor conservados de España . Ellos forman un admirable rectángulo de más de 2500 metros de largo , con 90 torreones rematados en techos cónicos y varias puertas de acceso que constituyen un ejemplo admirable de las fortificaciones medievales europeas. A pesar de que en el siglo XIV las murallas fueron restauradas y modificadas, no perdieron un ápice de su estilo original. La ciudad fue ocupada por los árabes en el siglo VIII y fue conquistada por el rey castellano Alfonso VI en el 1088.
Esta ciudad también es la cuna de Santa Teresa, un personaje mítico en la mística y la literatura española. La Catedral- rodeada de palacios góticos- tiene un retablo del 1500 pintado por Berruguete . Esta ciudad que fue lugar de vacaciones de los Reyes Católicos te transporta a la época de los señores feudales si te animás a recorrer por fuera el perímetro de sus enormes muros . vale la pena la caminata , en la que vas a encontrar rebaños de ovejas pastando tranquilos, mostrándote la misma visión que tuvieron los pastores que habitaban estos campos hace diez siglos atrás.

2-
Un paisaje de cuento :
CARCASSONE, Francia


Recorriendo la región vinícola del Aude, la ruta que se ondula en colinas bordeadas de arbustos de lilas que llenan el aire con su perfume. Pero desde mucho antes de llegar a la ciudad medieval , la podés ver desde lejos, con sus muros grises rematados por torreones con techos cónicos. Y una vez que llegás a la ciudad amurallada, lo impresionante es ver que no sólo se trata de la muralla imponente que vemos de afuera , sino que ese murallón oculta una avenida empedrada interna que rodea un segundo murallón tan grande como el primero . No es de extrañar , entonces, que esta ciudad se haya conservado intacta como el apogeo de los tiempos medievales.
La ciudad de Carcassone se divide ahora en “Ville Basse” - la ciudad baja , un pueblo francés donde abundan los bistrós y las patisseries – y la “Cité” , que es la que está dentro de las murallas , adonde no se puede ingresar con auto, que se deja en un estacionamiento en la explanada ante los muros .
Después de cinco siglos de ocupación romana , la antigua ciudad pasó a manos de los visigodos, quienes construyeron la muralla interna en el siglo VI. En el siglo IX , los francos se asientan en la ciudad para caer en 1209 en poder de los cruzados.En 1844 los muros fueron reparados. La ciudad ahora es absolutamente turística y se dedica a conservar su estilo medieval luciendo armaduras en las puertas de sus bares y vendiendo ballestas y cañones en miniatura. Tras sus muros podés tomar un café en la plaza arbolad donde siempre hay un chansonier vestido de juglar y cantando canciones antiguas, acompañado por su laúd . Podés visitar también el Chateau Comtal, un castillo del siglo XII pegado a la muralla galorromana y protegido por un foso y un puente levadizo .
Desde su altura podés contar nada menos que 51 torres integrando los muros.


3-
Un paseo sobre las murallas :
CHESTER, Gran Bretaña

Imaginate tener tres kilómetros de murallas para recorrer de punta a punta , imitando a la tarea que le tocaba realizara los centinelas hace 2000 años atrás . Lo podés hacer en Chester. Esta ciudad simpátioca y pueblerina donde tiodo el mundo nada en bici , fue fundada en el año 794 por los romanos, quienes construyeron allí un puesto fronterizo -la llamada Fortaleza Deva- para someter a las tribus galesas rebeldes. De aquella época la ciudad conserva sus murallas de piedra roja levantadas por los legionarios y el anfiteatro romano más grande de Gran Bretaña (con capacidad para siete mil espectadores). Desde las murallas podés ver todo Chester y la verde campiña que lo rodea . La ciudad en sí misma es una joya medieval de estilo normando, con vigas oscuras sosteniendo la mampostería y sus ventanas tipo vitrales detrás de las cuales brilla de noche la luz calida del fuego encendido de sus múltiples pubs .La zona antigua se conoce como The Rows , y tiene un aspecto encantador con casitas de mil años de techos a dos aguas combados por el paso del tiempo .
Otros atractivos interesantes son la Catedral -que en 1992 cumplió 900 años- y la Torre del Agua o Water Tower, que se levantó para proteger la entrada de los buques al puerto. Todavía hay un claro de pasto verde pegado a la ciudad , que parece un campo de golf pero no lo es . Se trata de un sitio que fue puerto en la época de los romanos, luego fue palestra de ejercicios estratégicos de guerra y hoy es un hipódromo donde las carreras se corren – al contrario que en el resto del mundo - en sentido “ counterclockwise” : contrario a las agujas del reloj. Y hay más cosas raras para descubrir en Chester, como baños termales romanos debajo de la tierra . Pero es mejor que vayas vos mismo a descubrir sus secretos.


4-
Muros estilo oriental:
Khibah, en Uzbekistán


También hay ejemplos de ciudades amuralladas en los oasis de los desiertos de Asia Menor . ¿Por qué? Porque los oasis eran las paradas obligatorias de las caravanas comerciales de camellos, que cruzaban enormes territorios con su preciosa carga , la cual era muy codiciada por los piratas terrestres que asaltaban a los viajeros . No había otra manera de vivir en paz que rodearse de murallas . Un ejemplo de esto es la bella ciudad- fortaleza de Jibah o Khiba, en la actual República de Uzbekistán ( ex Unión Soviética), en el oasis de Khorezn , entre los desiertos de Kara Kum y Kyzil Kum . El río Amu Darya permite que aquí se cultive algodón y se cosechen increíbles melones y perfumados duraznos.
Meterte adentro equivale a conocer por dentro un ambiente que oparece extraído de los cuentos de Las Mil y Una Noches: callecitas retorcidas con casas sin puertas y pisos alfombrados te llevan a ver artesanos con las manos ocupadas repujando cobre y bronce , o hilando bellos tejidos. La ciudad está dividida en la parte interior o “Inchan Kala” y la ciudad exterior o “Dishan Kala”.Es en la primera donde encontrás palacios y mezquitas azulejadas.
La enorme muralla con torres y minaretes resguarda la ciudadela de Kunya-ark, la Casa de la Moneda y el mausoleo de Saladino.
La vida continúa y los habitantes mantienen las tradiciones, que hicieron de Jibah un monumental centro de cultura musulmana.
Lo mejor que te puede pasar acá es ser testigo de un casamiento : la novia ( ¡ vestida de blanco y con tules!) y el novio , tienen como tradición recorrer el perímetro de las murallas acompañados por sus amigos y una banda de músicos antes de entrar , finalmente a la ciudad vieja . Todo un espectáculo.


5-
Donde cada verano hay una fiesta:
SIENA, Italia

Con sus casonas de color naranja oscuro dentro de sus murallas medievales, Siena es en sí misma un gran museo. Los muros, que datan del siglo XIII, ascienden hasta la cresta de la colina desde el fondo del valle de la Toscana, formando un cinturón de 6 kilómetros que la protegen , aún hoy , de ánimos modernistas que puedan cambiarle su aire medieval. La ciudad es aún más antigua de lo que parece : fue una de las 28 colonias militares que tuvo el emperador Augusto, pero se afirma que la fundó el hijo de Remo, hermano de Rómulo y fundador legendario de Roma. Bajo el reinado de Carlomagno en el año 800 fue ciudad libre y ser convirtió en República Independiente en 1125. Esto es lo que le permitió crecer y enriquecerse construyendo palacios que dan testimonio del poderío que tuvo con el apoyo de los obispos. Siena compitió con la vecina Florencia sin cuartel , hasta ganarle su sitio propio en la historia de las colinas toscanas.
El epicentro de su ciudad vieja amurallada es el Campo, una amplia plaza adoquinada , rodeada de “ palazzos” con hermosos balcones, donde todos los 2 de Julio se disputan la maravillosa justa medieval llamados “ Palio” , en el que cada uno de los 17 “ contrades” – equipos de vecinos con sus estandartes y colores propios – realizan , vestidos a la usanza medieval , una carrera de caballos enloquecida sobre la plaza cubierta de arena .
Ocupando casi por completo el lado sur de la ciudad se encuentra el Palazzo Comunale, con su torre de 107 metros, la Torre del Mangia, que actualmente son museo .
El Duomo sorprende con su elegante estilo gótico y románico y las exquisitas obras de arte que se reúnen en su interior. Siempre te acordás de Siena , la ciudad que le dio el nombre a un pigmento de óleo que se extrae de sus montañas , y que se llama , justamente “ tierra de Siena tostada”. Es el color que Leonardo da Vinci y Michelángelo Buonarrotti usaban para plasmar en el lienzo el tierno tono de la carne humana.




6-
La mejor conservada:
ROTHENBURG OB DER TAUBER, Alemania

En el corazón de Alemania-a mitad de camino entre Frankfurt y München y muy cerca de Nüremberg- la ciudad de Rothenburg ob der Tauber quedó milagrosamente intacta luego de varias guerras y preservada como en los tiempos medievales. La fecha de construcción de sus casas con las vigas de madera a la vista está escrita sobre las puertas : 1096, 1124...¡ No lo podés creer! La guía Michelín la llenó de estrellas, indicativo de que la Alstadt o Ciudad Vieja es uno de los destinos imperdibles de Alemania .
La muralla tiene doble portón gigante de madera maciza.
Entre portón y portón , unas escaleras de piedra permiten trepar hasta las torres del muro, o recorrer caminando el perímetro del mismo, viendo la ciudad vieja desde sus torres almenadas.
El Carrillón del reloj de la Municipalidad muestra a cada hora los muñecos de madera policromada que cuentan la historia del alcalde de la ciudad que salvó al pueblo de la destrucción del invasor tomándose un tonel de cerveza entero como condición impuesta por el enemigo. Un mundo mágico donde siempre es Navidad es el que encontrás en cualquiera de los dos “ Weihnachtmarkt"- Mercados de Navidad - más famosos de Alemania se encuentran dentro de las murallas de la ciudad. El "Mittelalterliches Kriminalmuseum" o Museo Medieval del Crimen reúne la mayor colección de objetos de tortura que hay en Europa.
A las ocho de la noche un guía vestido de sereno con capa,tricornio y farol te lleva en un recorrido en torno a las murallas donde cuenta – en alemán y en inglés – cómo era el estilo de vida en la época medieval y por qué agujeros se lanzaba aceite hirviendo a quienes osaban intentar entrar al pueblo de mil años. No te vayas de Rothenburg sin probar la especialidad del lugar : una pelota de fino merengue hilado cubierto de azúcar llamado "Schneeball" o "Bola de nieve".


7-
Tan fuerte que se hizo independiente :
LA REPÚBLICA DE SAN MARINO:

Un país de bolsillo, un estado de sólo 61 km2 de superficie, con su propio gobierno y sus propias leyes , que tiene la suerte de poder vivir de los ingresos que le aporta el turismo , tuvo que haber hecho algo bien en su historia. Por ejemplo, haber sabido defenderse con sus inexpugnables murallas sobre un promontorio rocoso – el monte Titano - a minutos de la ciudad costera de Rimini , sobre los Montes Apeninos. La ciudad fue fundada en el año 301 por quien fuera San Marino, un trabajador de canteras dálmata perseguido por ser cristiano que se refugió en estos montes . San marino fue la única ciudad – estado que se conservó como tal desde que el papa Nicolás IV reconociera su independencia de 1291 . Ahora la ciudad te da la posibilidad de subir y bajar callecitas empedradas con plazas que en verano te refrescan con fuentes de piedra de las que mana agua cristalina de manantial .Todos los que llegan a San Marino quieren trepar hasta los puntos más altos de los muros que rodean la ciudad vieja. Es lógico : desde allí tenés unos panoramas increíbles y – aunque quedes con la lengua afuera después de tanta escalinata- podés regalarte con una vista del mar de las que no se olvidan . Extrañamente , la comida en San Marino es abundante en especialidades alemanas . Resulta que los alemanes son tan fanáticos de este país amurallado que , para atraerlos y calmarles la nostalgia, las trattorías les ofrecen – a ellos y a nosotros- salchichas con chucrut a cada paso.
8-
Murallas árabes :
FEZ , Marruecos :

Si te gustan las murallas , Marruecos es un país que te regala varios ejemplos de ciudades protegidas con muros eternos : Rabat ( la capital ) y Marrakesh son dos ciudades con dos modos de vida : el de intramuros y extramuros . El de intramuros siempre es más primitivo, más pueblerino, y más antiguo. Es como que los muros no permitan que la modernidad los penetre. Sus habitantes ni miran el calendario: parecen vivir al margen de los siglos que pasan. La vida medieval se percibe en sus costumbres , sus ropas y sus tiempos lentos para todo. Mientras afuera circulan autos, adentro circulan burros cargados hasta doblar su altura. Mientras afuera al gente usa cocinas a gas , adentro usan el fuego a leña . Mientras afuera visten jeans y zapatillas, adentro usan largas chilabas y turbantes .
La ciudad amurallada medieval más representativa es Fez , al norte de Marruecos, situada en un estrecho valle rodeado de leves colinas de tierra color naranja . Esta fascinante ciudad se enriqueció por haber sido paso obligado de las rutas comerciales entre el océano Atlántico, el Mar Mediterráneo y los pueblos del Desierto de Sahara . En su núcleo urbano se distinguen dos partes, la ciudad antigua y la nueva. La antigua data del año 908 , cuando fue fundada por el gobernador marroquí Idris II en el 808 d.C. Los portones de entrada y salida a sus muros son obras de arte en azulejos multicolores. Hay fuentes por todos lados y no podés dejar de ver la gran mezquita Qarawiyin, la más grande de África. Lo más alucinante de Fez son sus barrios de artesanos, bien divididos según a qué se dedique cada gremio . El barrio de los hilanderos y teñidores te lleva a un sector con piletones de anilinas donde se tiñen telas y madejas a mano , con los teñidores hundiendo con sus pies descalzos en la tintura para lograr un color parejo. El barrio de los curtidores de cuero es otro ámbito íncreíble donde todos cortan , estiran y pirograban el cuero , un trabajo ancestral marroquí de donde sale el término internacional “ marroquinería”, por ser los nativos de Marruecos los maestros indiscutidos en realizar tal tarea. Se impone acá una visita al zouk o zoco , el mercado donde encontrás todos los objetos de bronce repujados terminados a la perfección . Ojo : Para comprar hay que regatear largo y tendido .
9-
La más romántica:
CARTAGENA, Colombia


Cartagena es una encantadora ciudad amurallada de rica historia, que para muchos representa el lugar más romántico de Sudamérica.
Fundada en 1533, Cartagena de Indias es una ciudad única: las murallas y defensas que la rodean sumergen al viajero en los tiempos en que los piratas asolaban a sus pobladores. Fue una zona codiciada porque desde su profundo y seguro puerto, partían cofres repletos de las esmeraldas de mayor pureza en el mundo. Por esa razón la ciudad se convirtió primero en un escenario de sangrientas luchas entre españoles y corsarios y siglos después, entre criollos y realistas. Cartagena es tan mágica que inspiró a Gabriel García Márquez y en 1985 fue declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Desde la terraza del Monasterio de La Popa se puede apreciar la ciudad en toda su extensión. Este hermoso convento blanco se construyó a principios del siglo XVII, sobre la colina más alta de la ciudad.
Lo más divertido de Cartagena es “La Chiva”, un típico ómnibus abierto, sin techo y pintado de colores en el que viaja una banda tocando música. Recorre toda la ciudad y sus paradas están en la puerta de los reductos nocturnos más populares, a dónde conviene entrar y probar los rones colombianos, después de conocer la ciudad de noche , que está iluminada por farolitos coloniales que la llenan de una mágica luz ambarina. Si no te terminás enamorando en Cartagena , te podemos garantizar que al menos te vas a ir de acá enamorada o enamorado ... de Cartagena de Indias.
10-
La muralla más cercana :
FORTALEZA DE SANTA TERESA, Uruguay


Muy cerca de las playas uruguayas , tenemos un ejemplo típico de la fortaleza francesa diseñada por el arquitecto Vauban.
En 1762 el Virrey Don Pedro de Ceballos mandó construir esta fortaleza para contener los ataques continuos de los portugueses que querían extender su territorio hacia el sur. Cruentas batallas tomaron lugar en esta región repleta de palmares ondulados sobre colinas junto al mar. En 1763 se realizó la construcción con cinco baluartes de doble pared de piedra . En 1775 se terminaron de construir las murallas En 1811 los portugueses la invadieron y se apropiaron de ella hasta que quince años después el coronel Oliveira desalojó a los imperialistas brasileros luego de arduos esfuerzos y cruentas batallas . Al fin llegó la paz en 1828, por lo cual la fortaleza dejó de tener valor militar. Funcionó luego como cárcel y hasta como potrero para cría de caballos del ejército. En 1928 una comisión restauradora la dejó a nueva, Ahora el interior es un campo de césped prolijamente cortado, donde cada estancia reproduce su sentido original . Acá podés ver lo importante que era esos tiempos conservar la pólvora bien seca : el polvorín tiene una pared de doble ancho y ventanas dobles para impedir que la humedad marina echara a perder la pólvora.

viernes, 6 de marzo de 2009

Los cinco destinos más románticos del mundo

¡El amor! En algunos lugares se siente más cómodo. Rodeado de agua, encantado por el murmullo de las olas, con la mirada perdida en el azul infinito, contenido como en el abrazo del amante... Meloso, pero envidiable.

¿ Qué debe tener un destino para ser romántico?
a) Debe ser muy lindo
b) Debe garantizarte experiencias memorables
c) Debe ser especial y distinto a todo lo conocido, pero a la vez confortable
Todos los lugares que presentamos a continuación tienen las tres características: en ellos vas a encontrar fantásticos panoramas, lugares encantadores y, además, esa calidez especialmente acogedora que deben tener los lugares románticos. Es algo indefinible, que te impulsa a salir a ver cosas bellas y juntar vivencias placenteras, y a la vez te lleva a refugiarte rapidito en algún lugar íntimo para intercambiar experiencias y besos... ¿se entiende?

Koh Samui, Tailandia
El destino más salvaje de nuestro menú, para llegar con un bolsito, una lona y dos pares de ojotas, nomás.
Koh Samui es una islita al sureste de Tailandia, tan pequeña que no aparece en los mapas. Las islas más populares de Tailandia son las de Phuket y la isla Phi Phi, en la costa oeste de la península. Pero de Koh Samui -y sus hermanas, Koh Phangan y Koh Tao-, sólo tienen noticias quienes preguntan mucho por un lugar agreste, bello y barato.
A Koh Samui se puede llegar en avión, desde que abrieron el aeropuerto en la isla. Si llegás en barco, las aguas del mar son de color turquesa verdoso, y cada tanto se ven delfines rosados en la superficie. En el puerto te espera una camioneta que corre por un camino apretado entre un frondoso bosque de cocoteros, donde casi no entra el sol tropical.
Sobre la playa de Chaweng, hay una hilera de bungalows muy simples, hechos con cuatro paredes de mimbre y caña, una estera de soga sobre el suelo y una puertita de madera. No hay camas ni colchones. Sólo hamacas amarradas a las palmeras a lo largo de la playa. El baño es otro bungalow, con ducha, una canilla y una letrina, común para todos. Y no hace falta más. El bungalow cuesta dos dólares y medio por noche. Pero dormís sobre la misma playa, podés ver el amanecer, nadar todo el día, sumergirte junto con peces de colores, comer pescado fresco con leche de coco... y no hacer otra cosa. Es relajado y placentero vivir sobre la arena tibia, dedicándose solamente a recorrer otras playas entre caletas y bahías y mirando las artesanías del pueblo, donde todo es tan barato que cuesta tentarse. Coral Cove con sus peces de colores y la playa de Lamai con sus barquitos pesqueros se suceden entre sencillos bungalows que se alquilan sobre la playa. La cascada Na Muang y los templos budistas de Khunaraam y de Laem Saw son otros de los paseos que se hacen a paso tranquilo para llenar días de paz, donde el apuro no existe y no existen las llaves ni los cerrojos. Es acá donde a la noche la Vía Láctea se ve como lo que significa: un río de leche blanca incandescente partiendo el cielo en dos. Es el borde del disco que forma nuestra galaxia. Y uno se siente en el mejor lugar de toda ella.
Isla Mauricio
Playas de color blanco como la nieve que se transparentan por debajo de un agua turquesa. Ya desde el avión se adivina que la isla Mauricio, de 1.865 km2, en medio del Océano Indico -que fue colonia alemana, francesa e inglesa- es el único pedacito de paraíso. Al sudeste de Africa y a 800 kilómetros más al este de Madagascar, la isla tropical sólo es visitada por un turismo muy selecto, ya que queda bastante lejos de todas partes, y a 12 horas de vuelo de Europa. Es república desde 1991 y el paisaje tiene colores impresionantes que permiten ver hasta muy lejos con absoluta claridad. El horizonte color zafiro parece que se puede tocar con las manos, y hay unos resorts exclusivos que te permiten pasar de la piscina al mar, disfrutar del sol, y llegar a tu habitación para ver que alguien tuvo el recaudo de llenar tu cama de pétalos de flor y rodearla de una gasa blanquísima para que no haya insecto que perturbe tu sueño.
La Isla Mauricio forma parte del archipiélago de las Mascareñas, junto con las islas Reunión y Rodríguez. Desde que fue descubierta, en el siglo XVI, la isla fue colonizada sucesivamente por indios, chinos, criollos, africanos, europeos y malgaches que cohabitan en perfecta armonía, respetando las tradiciones de cada uno aunque estrechamente vinculados a sus propios orígenes. Toda esta mezcla humana comparte feliz el séga, un baile sensual que llegó de Africa en el siglo XVII.
Port-Louis y Perebére son las playas más importantes de la costa oeste, exótica, volcánica y de aguas cálidas, sombreadas por cocoteros que parecen querer nadar, combados sobre las olas. Allí se encuentra Grand Baie, la zona más exclusiva con numerosos restaurantes indios, chinos, criollos y franceses, donde podés escuchar música y tomar cerveza hasta el amanecer. Desde los 550 metros del monte Morne Barbant se divisan las magníficas playas del norte y el sur: un collar de distintas perspectivas de arena blanquísima, bañadas por un mar cálido. Un lugar para cantar canciones de amor en inglés, en francés patois y en creole.

Cartagena de Indias, Colombia
Los que fueron a Cartagena de Indias te aseguran que ahí no hay que ir solo, sino en pareja. Es una encantadora ciudad amurallada colombiana de historia rica, paseos variados y fascinantes centros comerciales. Fue fundada en 1533 y las murallas y defensas que rodean buena parte de la ciudad te sumerge en la época de piratas y corsarios que se disputaban esta ciudad abundante en esmeraldas de las minas de Muzo y Chivor. La excelente hotelería te permite elegir entre hoteles súpermodernos con absolutamente todo incluido, dormir en un convento del siglo XVIII restaurado y con todas las comodidades, o alojarte en bungalows de la Isla Pirata, muy confortables, pero con los pies siempre en la arena de la isla frente a la ciudad.
La fortaleza de San Felipe, el pueblo pesquero de La Boquilla, las Islas del Rosario y las playas circundantes te dan un espectro amplio de actividades para realizar siguiendo los pasos de García Márquez, un enamorado fiel de esta ciudad. Los sábados a la tarde parte del puerto el crucero “Rumba Express”, que ofrece música tropical en vivo con baile y cena a bordo, casino, show estilo Las Vegas y compras libres de impuestos hasta la madrugada.
Lo más divertido de Cartagena es “La Chiva”, ómnibus abierto pintado de colores en el que viaja una banda tocando música, recorriendo la ciudad y parando en los bares más conocidos, para darte tiempo a probar los típicos rones colombianos.
Del parque de enfrente al Hotel Caribe salen coches tirados por caballos, que se pueden alquilar para hacer un romántico recorrido de una hora por la ciudad vieja pasando bajo los balcones de hierro forjado y junto a la muralla de piedra musgosa para terminar la noche bailando en La Vitrola. En la Calle del Arsenal hay una serie de restaurantes pequeños y bares acogedores junto a marisquerías donde se bailan vallenatos y bembés. Lo mejor que pueden hacer dos enamorados es cerrar la noche con un trago en el mirador de la torre del antiguo Bodegón de la Candelaria, donde un pianista te hace mecer los pies con melodías románticas. Mientras tanto, bajo los farolitos coloniales, podés mirar el mar imaginando historias de corsarios, galeones piratas y tesoros hundidos.

Hawai, Estados Unidos
Tenés que cruzar todo América Latina y después cruzar todo el Oceáno Pacífico para llegar a un lugar del mapa en que cuesta adivinar cómo hacen los pilotos para ubicarlo y aterrizar sin perderse en el infinito azul del mar.
Se trata del archipiélago de Hawai, que son cinco islas de bandera norteamericana, con paisajes polinesios y clima tropical.
Lo mejor de Estados Unidos -limpieza, hotelería, restaurantes espectaculares, producidos pero de comida abundante y económica, buenos autos de alquiler- está acá. Lo mejor de la Polinesia -selvas, flores, frutos tropicales, música, tradiciones, cascadas, crepúsculos increíbles, ríos, quebradas y lagunas de aguas azules en medio de la montaña- también está acá. Y lo mejor del trópico -sol durante todo el año, y la posibilidad de vivir en malla y ojotas- también se encuentra acá.
Oahu, Maui, Lanai, Molokai y Hawai son los nombres de esta cadena volcánica de flores gigantes y playas increíbles. Pero lo mejor es que a la noche se iluminan las playas con antorchas de fuego y podés comer en parrillas de lujo donde alguien desgrana en una guitarra suaves canciones polinesias, mientras ves la luna llena brillar en el mar, sabiendo que todo lo demás está a más de 10 horas de vuelo de aquí. Vos y tu pareja, la luna llena, un buen Mai Tai (trago de rhum y jugos) y ganas de besarse en una playa sin viento, hasta que salga el sol. ¿Qué más se puede pedir?

Venecia, Italia
Aunque es algo obvio hablar de Venecia como destino romántico, pocas ciudades son tan intensamente románticas como la ciudad de los canales, donde el agua siempre te arrulla con su sonido, donde las luces siempre encuentran donde reflejarse, donde siempre hay puentes en los cuales conviene detenerse para admirar ese prodigio arquitectónico que dicen que se hunde, pero no lo hace jamás.
Venecia equivale a palacios rodeados de agua, brumas que se elevan dejándonos la cúpula inmensa de Santa Lucía, viajecitos a Burano y Murano para admirar el vidrio convertido en arte, cenas a la luz de las velas con pianos y violines poniéndole música de fondo a las palabras de amor. Y te permite pasear con los sonidos medievales: pisadas y el murmullo de las conversaciones, porque a Venecia no entran los autos. En invierno hace mucho frío, pero te da un pretexto más para estar abrazado. Y aunque la vuelta en góndola parezca un cliché cursi... no hay quien no se emocione al pasar debajo del Puente de los Suspiros con la guía de un gondoliere.
Hasta el escéptico y nihilista de Woody Allen no pudo resistir a su encanto. Venecia es para los enamorados.

domingo, 1 de marzo de 2009

Carlos Páez Vilaró : Casapueblo, arquitectura que camina


(Nota publicada en BAMAG en 1999)
El artista plástico uruguayo Carlos Páez Vilaró con sus propias manos esta versión pequeña de su Casapueblo puntaesteño en sus doce años de residencia en la Argentina.
En forma exclusiva para BAMAG, su creador nos cuenta su historia y la de esta casa , que es una de las más originales del mundo .

Por Ana von Rebeur


LA CASA

Carlos Páez Vilaró es un hombre difícil de etiquetar . Sin ser arquitecto, pasó gran parte de su vida dedicándose a proyectos arquitectónicos insólitos. Siendo compositor musical, pintó murales por todo el mundo. Siendo pintor, escribió libros. Siendo un viajero infatigable, terminó siendo empresario de su propio hotel-bar-museo.
Su vida y obra estuvieron signadas por dos desgracias tremendas , ambas con finales felices. Su nombre recorrió el mundo entero con la tragedia del 13 de octubre de 1972, cuando el vuelo de los rugbiers uruguayos en el que viajaba su hijo se estrelló en la Cordillera de los Andes . El fue el único que luchó porque la búsqueda del avión continuara cuando todos creían que era imposible que hubiera sobrevivientes 72 días después de la tragedia. Más de 20 años después , casado en terceras nupcias, perdió a otro hijo en los vericuetos de la justicia, cuando el ex marido de su esposa Annette anotó como propio al hijo que Páez Vilaró tuvo con ella. El artista tuvo que instalarse en la Argentina para luchar de cerca y con paternal ahínco para que se hicieran las pruebas genéticas que demostraran que Sebastián era hijo suyo. Recién después de que el caso pasara por cinco jueces distintos, la Corte se expidió finalmente – hace sólo un mes - con la sentencia de que, finalmente, Sebastián puede usar el apellido de su padre, el infatigable Páez Vilaró.
Viendo que había que seguir de cerca un caso tan delicado, Carlos renunció a vivir en su amada Punta del Este y compró este predio selvático del Tigre , a metros de la estación terminal del ramal ferroviario Mitre.
Esta casa blanca de paredes torneadas lindera con la casona colonial inglesa original , rodea un cuidado parque con una piscina enorme entre árboles añosos. Recuerdan a Casapuenlo sus puertas con arcos de medio punto, sus paredes bolseadas y curvadas como un cuerpo femenino y sus inmensas cúpulas llenas de cuernitos blancos que señalan el cielo, como ciertas casonas en Timbuktú , Africa .
La vivienda se compone de una sucesión de cocinas , livings y habitaciones que sólo se explican conociendo la búsqueda permanente de su autor, el aventurero que no conoce el descanso. Paéz Vilaró levantó esta casa con sus propias manos, con la ayuda de su amigo, el arquitecto Gustavo Porta, según las necesidades del momento .
“ A medida que fui necesitando los ambientes, fui ampliando la casa “ – dice Carlos – “Como siempre fui buscando tener mi propio atelier en un lugar tranquilo, a medida de que los chicos lo invadían , tuve que construirlo en alguna otra parte de la casa .” Así como en la misma situación otras personas prefieren mudarse , Páez Vilaró buscó su intimidada creativa avanzando sobre este maravilloso jardín de tres mil metros cuadrados con algo así como una “ casa que camina” y se se estira todo lo necesario. En ella la construcción se adaptó a los elementos que la integraron, creando situaciones insólitas pero atinadas, donde el revoque blanco sobre ladrillos se mezcla con la calidez de la madera, con la caña empotrada, con la delicadeza de los azulejos antiguos, o con el dorado de bronces bruñidos.
No hay casi muebles en ella : los sillones y las camas están hechos con material .La mesa ratona del living es medio carretel de madera de los que se usaba Entel para enrrollar cable telefónico. El hogar está hecho con durmientes ferroviarios , y decorado con un enorme mural de bronce repujado con motivos marinos hecho por el dueño de casa. El bar tiene una curiosa reja que es el paragolpes de una vieja locomotora . La pared se comba acompañando la curva de su perfil, lo que demuestra que la casa se acomodó al detalle, y no a la inversa, como se acostumbra.. Viejas ruedas de norias de madera forman el techo en bobedilla del pasillo que comunica ambos livings, y enormes postes de quebracho ofician de columnas frente a una galería sombreada con un techo de tacuaras por el que asoman las campanillas de una enredadera. La escalera que va al primer piso es el antiguo púlpito de una iglesia. Tampoco hay estantes : los nichos en la pared guardan libros y los elementos decorativos. No hay lámparas, sino huecos en los muros que guardan las bombitas de luz dando una iluminación estratégica.
Páez Vilaró llenó los rincones con adornos étnicos que trajo de sus innnumerables viajes por el mundo. Muchos están pegados a la pared con material, para que queden para siempre en el sitio elegido. Hay rejas empotradas a los lados del hogar, que encierran adornos exóticos como antiguos inciensarios de bronce. En la cocina , la nota original la da una vieja caramelera de panadería antigua , que ocupa un hueco hecho exclusivamente para ella. La vajilla es creación exclusiva del artista: porcelana Tsuji con el emblemático sol y las sirenas de Páez Vilaró.
La mágica luz de la casa proviene de las cúpulas hechas en la terraza con metal desplegado relleno con hormigón , entre los que se mecharon trozos de vidrios de colores que según pasan las horas tiñen las paredes blancas con distintos efectos de luces como un vitral simple y casero. Pasillos y paredes se doblan sobre sí mismos recordando la arquitectura de Gaudí . Las puertas de alacenas, del bar y los paneles divisorios de ambientes se han resuelto con postigos de madera calada como las que sólo se ven en los confesionarios, los balcones limeños y las ventanas marroquíes o de las mezquitas árabes. Tigres, búhos, leones y caballos de madera le dan el aire africano con el que siempre soñó Carlos Páez Vilaró. La casa es un remanso de frescura en verano sin que haya un ventilador a la vista, y la calefacción proviene de hogares a leña y antiquísimas salamandras . El máximo lujo es el inmenso jacuzzi aledaño a la habitación central de la planta alta. Otra planta más arriba lleva a un atelier privado que se inserta como la proa de un buque en el verde del parque . A un lado de la casa hay otro ambiente gigante: un loft de vidrio y luz, con otra habitación aparte con una cama hecha con tacuaras , y una bañera junto a un enorme ventanal con vista a un cañaveral centenario que brinda la experiencia de bañarse en la selva. Este sector, al contrario del resto, no es blanco sino color ocre .
Para aprovechar al máximo el jardín circundante , hay dos mesas de material en el patio externo . Una, bajo una pérgola de tacuaras junto a una cómoda parrilla grande con mesada propia y un original hueco para la basura, donde un pulpo-sol sobre un tacho “ad-hoc”se come todas las sobras . Otra, enorme y circular, ideal para fiestas concurridas, rodea un árbol antiguo. Otra vez, todos los asientos son de material.
Fresca , exótica , juvenil, sorprendente , la casa de Páez Vilaró despliega la capacidad lúdica de su dueño, quien demostró con ella que la casa soñada se puede convertir en algo real con sólo animarse a lograrlo.

SU CREADOR
¿Cómo nació un estilo tan artesanal , práctico y original?
Definir la génesis de esta casa es tan difícil como definir la trayectoria de su autor. Tal vez todo comenzó cuando de chico veía a su madre bordando almohadones y tejiendo tapices con diseños exclusivos. Siendo mayor, Carlos probó suerte en Buenos Aires como tipógrafo en compañías financieras de Avellaneda. Luego trabajó poniendo cabecitas de fósforos en la Compañía Fosforera. Al mismo tiempo, hacía dibujos con escenas de los cabarets del bajo de Buenos Aires En 1945 volvió a Montevideo y con su hermano y dos amigos - Martínez Arbolella y García Tell – creó un noticioso cinematográfico llamado “Uruguay al día”, donde fue cineasta . Cuando el local se incendió, con él se quemó toda su obra . “ Quedé deshabitado de mis creaciones iniciales y tuve que empezar de nuevo”, comenta. Esto definió su destino : se dedicó a lo que más le interesaba , que era el arte del candombe “que para muchos eran un montón de negros haciendo barullo, mientras que para mí era la esencia misma de la africanidad” . Aprendió a tocar el tamboril y escribió letras para murgas y comparsas negras lubolas , llegando a tener 300 títulos registrados en la Sociedad de Autores, “que puedo cantar uno por uno “.
“Yo me sentía parte de esa cultura africana de esclavos , y los candombes fueron mi iniciación a la pintura. Después de crear la música y las letras me atreví a hacer dibujos diseñando la vestimenta a las comparsas negras tratando de que se mantuvieran dentro del folklore.Un americano me compró uno de esos cartones en un boliche donde yo dibujaba. Con ese dinero se compró la pelota de fútbol de un club de barrio que se llamaba Yacumenza porque yo pintaba en un a pieza de un conventillo donde tenía como vecina a una negra brasileña que cuando comenzaban a sonar los tamboriles decía “ ¡Ya cumenza el ruido!”.Cuando otros me empezaron a comprar esos dibujos, me entusiasmé tanto que en el ´50 hice mi primer exposición” .
Esta obsesión por la negritud uruguaya lo lanzó a realizar viajes por el Africa , donde vivió tres meses con Albert Schweizer en su leprosario de Lambarere. “ Schweizer había sido el intérprete de órgano más aclamado de Europa. Largó todo y se fue a curar leprosos al Africa . Eso me pareció tan genial que quise conocerlo. Y no paré hasta vivir tres meses con él en 1962” . Luego viajó por Indonesia y Polinesia canjeando cama y comida por murales y pareos pintados a mano. Compartió el atelier con Pablo Picasso – de quien es ferviente admirador – e impresiones con el Che Guevara , y se metió a hacer quijotadas como el proyecto para una aldea de artistas en Cosquín , la presentación de 80 negros murguistas en el festival folklórico de esta ciudad, una casa en San Pablo, un club de pesca en Punta del Este un proyecto de hotel en Iguazú y una sala de cultura en su casa del Tigre.
El crítico Rafael Squirru comparó su casa del Tigre con las obras de Le Corbusier. Este hombre romántico que tiene a la mujer como tema central de su obra aprendió de Picasso que no hay mujeres feas y que la mujer es la maravilla esencial . Tal vez por eso estuvo casado tres veces, con Madelón , Verónica y Annette. Madelón es la madre de sus tres hijos mayores, Carlos Miguel 47( el sobreviviente de los Andes) y Abó,46( pintora) y Beba . La alemana Annette es la madre de sus tres hijos menores, Sebastián , Florencio y Alejandro.
Reconoce en su esposa y sus hijos pequeños el motor perpetuo de su obra .
“Estar con él es agotador”, confirma el arquitecto Porta .” Nunca para de crear cosas , nunca se cansa. Hace 50 años que va a ver todas las llamadas de los Carnavales en Montevideo. Sólo faltó una vez porque estaba operado. Tiene 76 años y parece un pibe. Está tan cómodo hablando con príncipes europeos como con murguistas negros. Encima, ahora está feliz porque parece que en los análisis de sangre le detectaron un gen negro. Me dijo “ ¡ Al fin lo logré!”.
Con su estilo florido y peculiar , Páez Vilaró nos cuenta su propia historia:
- ¿ Cómo empezó a hacer su Casapueblo de Punta del Este?
- En 1958 hice una casa en Punta Ballena que se llamó La Casilla de Lata. Con la ayuda de amigos fui construyendo la primer casa de material que se llamó La Pionera . El poeta argentino Fernando de María me sugirió para la obra posterior el nombre de Casapueblo al decirme “ esto es como un pueblo que se mueve en una casa o como una casa que se prolonga en un pueblo”.
- ¿Qué significa ese sitio para usted, después de tantas recorridas por el mundo?
- Yo seleccioné muy bien mis destinos en cada viaje . Descarté lo moderno y busqué siempre lo primitivo. Levanté talleres en cada lugar que estuve. Pero desde que tuve mi lugar, ese es mi refugio, donde tengo mi atelier y mis pinturas no salen de ahí.
- ¿Cómo surgió la idea de hacer una Casapueblo en el Tigre?
- Con Annete , mi mujer, en uno de nuestros paseos habituales por la hermosa región ribereña , descubrimos hace unos quince años lo que era un predio abandonado, decorado por un jardín enmarañado y descuidado, enriquecido por la misteriosa presencia de una antigua casa de madera abandonada. Nos impresionó de tal manera la poesía que envolvía aquella imagen, que de inmediato nos sentimos trasladados al Tigre de antaño, cuando era el lugar preferido de la aristocracia bonaerense. Desde la vereda, espiando por los huecos libres entre troncos y hojas de la tupida enredadera , podíamos divisar la riqueza de especies que ocupaban los canteros , donde sobresalían magnolias, almendros, hortensias y malvones. Si dirigíamos nuestros ojos hacia lo alto, nos impresionaba la altura de las araucarias centenarias , las enormes palmeras y casuarinas quizás plantadas en el nacimiento del siglo. Ese maravilloso hallazgo nos fijó el compromiso de hacer lo imposible por adquirir el terreno , devolverle la vida y sacarlo de su aletargamiento. Nuestra paciente espera de encontrar a sus propietarios dio sus frutos, y en pocos meses pudimos orquestar la fórmula para adquirir la esquina. Fuimos felices al penetrar , con la escritura firmada, ese universo donde reinaban la fuerza de la vegetación y los pájaros. Tuvimos que restaurar la casa de antiguo estilo caribeño y al mismo tiempo construir la vivienda moderna para la familia, sin que ambos estilos entraran en conflicto.
- ¿ Por qué llamó “Bengala” a la casa nueva ?
- - La bauticé pensando en los tigres de la India, y la hice crecer con la idea de que fuera mi taller de pintor y un centro cultural para la zona al mismo tiempo.
- ¿ Y lo logró?
- - Así funcionó durante varios años . En ella hice exposiciones con mis pinturas , se presentaron libros , se realizaron proyecciones, funcionó una escuelita de arte y se realizaron conciertos. Pero dolorosamente la idea no tuvo el eco que yo esperaba . La mayor satisfacción fue que numerosos colegios de todo el `país visitaran mi atelier y asistieran a la proyección de audiovisuales.
- Siendo tan cercana al río ...¿ La casa no sufrió inundaciones?
- Durante toda nuestra estadía , solamente dos veces tuvimos la experiencia de sufrir inundaciones fuertes. Pero por tratarse de un terreno de altura, los perjuicios fueron menores. Es increíble, pero a la línea de construcción de la casa vieja, que data de 1890, nunca le llega el agua . Y a la nueva, que sigue ese nivel, tampoco.
- ¿Cómo fue creciendo la construcción?
- Desde 1984 creció con adiciones permanentes según las necesidades de cada momento de la vida . Y cuidé que fuera cómoda : cada cuarto tiene su baño. La casa está llena de hallazgos encontrados, buscados y comprados en remates y otros sitios, que fueron incorporándose al proyecto.
- ¿Fue feliz en este lugar?
- Es un sitio realmente mágico donde pasamos años de gran felicidad, rodeados por el afecto de un vecindario ejemplar y solidario. La serenidad de este predio hace que sea una isla absolutamente independiente, liberada de ruidos pero musicalizada por los cantos permanentes de los pájaros.
- ¿Cómo se animó a construir todo esto sin ser arquitecto?
- Lo hice del mismo modo que hice Casapueblo en Uruguay, con la técnica del hornero que va horadando y modelando de acuerdo a lo que precisa.Fui el creador de la obra, aunque esta vez con el respaldo técnico de mi gran amigo el arquitecto Gustavo Porta, que me asistió cariñosamente toda vez que tuve que enfrentar el laberíntico problemas de los cálculos y de que existiera una base firme y una estructura fuerte para armar las paredes .
- Usted ya no vive en esta casa ...¿qué planes tiene para ella?
- La casa está hoy liberada a las ideas. Estamos radicados definitivamente en las costas Este del Uruguay, y la casa quedó al cuidado de los caseros, pero a la espera de que alguien sensible la tome para desarrollar con ella un nuevo proyecto, tanto turístico, cultural o bien para vivir en familia, ya que existen pocos lugares que ofrezcan la calidad de vida de Bengala.
- ¿ No le duele deshacerse de una creación como esta?
- Es doloroso tener que ofrecerla en venta , ya que en ella edifiqué también mi nueva familia y nacieron y crecieron mis tres hijos argentinos. Pero ya estamos instalados en Uruguay.
- ¿Puede definir a su casa del Tigre con dos palabras?
La modelé con mis propias manos. Así que, lo mismo que con mi Casapueblo de Uruguay, en dos palabras puedo decir que es una escultura habitable.

lunes, 23 de febrero de 2009

Parapente en Córdoba : Volando con los pájaros

Por Ana von Rebeur

Un paisaje desde el aire:
El parapente es la manera más segura y plácida de volar que podemos experimentar. Se trata de un paracaídas direccionable que siempre tiende a descender con suavidad, dándote todo el tiempo del mundo de bajar adonde quieras y como quieras. Los secretos mayores de volar en parapente se refieren más a cómo mantenerse en alto, mucho tiempo arriba, que es la parte más linda del asunto. Si sabés hacerlo, el vuelo es más corto.
Muy cerca de la ruta 38 que une a Carlos Paz con La Falda y La Cumbre, apenas pasando Villa Giardino y poco antes de llegar a La Cumbre, hay una entrada a mano izquierda que te lleva a la Escuela de Parapente. Si seguís por el camino de tierra, abriendo un par de tranqueras se llega a un risco de piedra maciza: el mirador de Cuchi Corral, a 400 metros sobre el valle donde el Río Pintos zigzaguea entre bosques y cipreses. Más allá, un enorme valle se extiende pintando la tierra con distintos tonos de verde. Otro espectáculo aparte es ver que en un día claro, soleado y con algo de viento, los deportistas hacen cola extiendo sus grandes velas en el suelo. En el momento en que el viento sopla de frente, hacen una breve carrera hasta que se infle la vela, y. allá van, flotando en el aire como lo hacen los aguiluchos que planean sobre este paisaje de ensueño.
En el mismo lugar te podés lanzar junto con un instructor. El equipo consta de un casco, asiento comodísimo y vela de nylon sostenido por cientos de hilos. Una vez llena de aire, la vela nos suspende en el vacío durante horas.
El resto es simple: los pájaros que planean te indican dónde están las corrientes térmicas que te llevan hacia arriba. Las zonas de tierra sin vegetación también son productoras de aire caliente que sube y te levanta como si fueras una pluma. Ese tirón del aire hacia arriba es tan tangible como una columna de mármol: delimitado y claro, y te hace pegar un respingo de sorpresa al sentirlo. Apenas salís de esa columna, sentís que te vas cayendo. Por eso mismo terminás girando en círculos, como los pájaros que te rodena, subiendo sobre la misma térmica que puede tener unos diez o veinte metros de ancho. Si tirás de los comandos de la derecha, la vela gira hacia la derecha. Con los de la izquierda, se gira hacia la izquierda.
La vela puede cargar hasta 260 kilos, así que puede cargar con instructor e instruido en todos los vuelos de bautismo.
Vuelan en parapente desde chicos de tres años hasta discapacitados en sillas de ruedas.

Sensación de libertad total:

La sensación es de libertad absoluta: en el suelo no hay senderos, ni rutas, y las posibilidades son infinitas. Sólo te acompaña el sonido del viento entre las cuerdas, los cantos de los pájaros, y el murmullo del río a tus pies.
Los expertos usan altímetros, manómetros y medidores de viento para saber a cuánto están ascendiendo y a qué altura están de la tierra. El equipo incluye un paracaídas de seguridad en el asiento, por si algo fallara. Además, llevan walkie talkies para comunicarse con sus colegas en tierra, por cualquier cosa. El único cuidado que hay que tener es el de no volar en tormenta, o cuando hay ráfagas bruscas. Lo único que hay que recordar es correr al despegar y correr al aterrizar. Apenas tocas el suelo, la vela se desinfla. A orillas del hermoso río Pintos te esperan los otros parapentistas, y esperan a que bajan los además, los ayudan a doblar las velas, y al rato una camioneta sube a todos por una camino imposible de piedras, que trepa con esfuerzo. El regreso se cobra unos $5.
En una semana de instrucción ya podés animarte por tu cuenta y empezar a probar acrobacias como girar en espiral con el asiento, bajar en forma de tirabuzón, subir en picada aprovechando un viento. Los mejores parapentistas son los que forman un solo animal con su vela. La vela es parte de su cuerpo.
El curso completo cuesta unos $600. Los vuelos de bautismo pueden costar unos $50 el vuelo. Según las condiciones climáticas, cada vuelo dura unos diez o treinta minutos.
Si uno se fanatiza, podrá conseguir el equipo completo a unos $1200 (equipo usado) o $3000 ( equipo nuevo de primera marca).
Es la paz y la libertad que, combinadas, producen una sensación adictiva que nos lleva a querer repetir esta experiencia una y otra vez.

Cómo llegar:
Al Valle de Punilla se llega por la ruta 20 que va de la capital de Córdoba a Villa Carlos Paz o por La Calera bordeando el río Suquía, y luego a lo largo de la ruta 38 que va como un corredor sorprendente de bellezas hasta La Cumbre.
La Cumbre está a 96 Km. de la ciudad de Córdoba y a 1142 m.s.n.m., a sólo 2 Km. de la RN 38. Es una hermosa villa serrana eminentemente residencial, destacándose en ella su inmejorable clima.
Cuando ir:
Invierno y verano son dos buenas épocas. Pero en verano todo es más bello y verde.
Lo imperdible:
También podés practicar parapente en el cerro Las Gemelas, muy cerca de Capilla del Monte. Si probaste un paisaje, no te quedes sin el otro.
Podés descansar del vuelo en el balneario Municipal de Capilla del Monte, junto a piletas naturales alimentadas por el río Calabalumba, con el cerro Uritorco recortándose al fondo. Un lugar precioso con bungalows donde te podés alojar.


Koh Samui : Donde la vida es más simple

KOH SAMUI : DONDE LA VIDA ES MÁS SIMPLE

por Ana von Rebeur

Nota : Este relato corresponde a mi vision de la isla cuando estuve allí en 1987. Veinte años más tarde me dicen que las cabañas volaron y está lleno de resorts, más comercial, contaminado y caro. Vivir por dos dólares por día en la isla es ahora un imposible. De todos modos, sus bellezas naturales se mantienen intactas aun despues del Tsunami.

KOH SAMUI, TAILANDIA - Delgadas espaldas morenas se doblan bajo anchos sombreros de paja , mientras los pantalones arremangados hasta la rodilla dejan ver a las piernas hundidas en el agua , rozando las hojas de los arrozales que crecen lentamente en los pantanos tailandeses .
Tan lentamente como lo hicieron sus antepasados, los campesinos de Hat Yai - límite entre Malasia y Tailandia-, guían a los corpulentos s búfalos de cuernos retorcidos arrastrando los arados por el agua amarronada.Sobre ella se reflejan las puntas repetidas de montañas boscosas , que se ven azules a través del vapor que el sol rajante de estos trópicos levanta de los campos anegados .

Los pocos campesinos que no están trabajando encorvados sobre las plantaciones de arroz, descansan a la sombra de apretados grupos de palmeras .
El minibus partió desde Penang - en Malasia - antes del amanecer . Dos australianos dicen que no se tardará menos de 12 horas antes de llegar a la isla tailandesa de Koh Samui , que es nuestro destino .
Koh Samui es una islita al sureste de Tailandia , tan pequeña que no aparece en los mapas .
Las islas más populares de Tailandia son la de Phuket y la isla Phi Phi , en la costa oeste de la península . Pero de Koh Samui -y sus hermanas , Koh Phangan y Koh Tao- , sólo tienen noticias quienes preguntan mucho por un lugar agreste , bello y barato .
A Koh Samui también se puede llegar en avión , desde que abrieron el aeropuerto en la isla .
Después del mediodía , el bus llega a Surathani , donde llueve a baldazos . Un wat ( templo ) de cúpula blanca se eleva hacia el cielo sobre una colina junto al puerto, y gruesos chorros de lluvia limpian las tejas rojas de los agudos techos a dos aguas que rodean la cúpula, con sus vértices terminados en cuernos dorados que miran las nubes negras .
Un ómnibus de línea recorre en una hora un camino poco transitado que cruza sinuoso palmares y montañas de frondosa vegetación , hasta arribar al puerto . El barco que va a la isla está repleto de gente humilde y delgada , de ojos orientales y piel morena , todos descalzos o con sandalias y cargados de cestas enormes . Apenas suben al barco, todos se sientan en el suelo . Los más ancianos encienden parsimoniosamente sus pequeñas pipas de madera clara . No queda más remedio que sentarse afuera, en la cubierta, o en el techo de la nave . Las aguas son de un color verde turquesa que se va haciendo más claro y transparente a medida que avanza el barco . Cuando el mar ya es de un intenso color aguamarina, el enorme lomo rosado de un pez de más de un metro y medio de largo salta sobre las olas y nos acompaña por el resto del viaje , maravillándonos con ese contraste entre el rosado claro de su piel de bebé , sin escamas , y el turquesa de las aguas . ¿ Se trata de un delfín, o una marsopa ? No hay manera de saberlo . Los pasajeros nos miran y sonríen , divertidos ante nuestro asombro.
El barco arriba a la isla justo para ver el crepúsculo , tan naranja como la fibrosa pulpa del durian . El largo viaje en bus sólo costó quince dólares , con barco incluído . Por 10 Baht - treinta centavos - una camioneta que nos esperaba se interna en una selva de cocoteros tan densa que parece una interminable pared ..La camioneta corre como si fuera el único aparato con ruedas en toda la isla . Detrás de una huella de arena bordeada de cocoteros, se adivinan algunos techos de paja y palma seca , recortados contra el turquesa del mar , ahora teñido de naranja por el ocaso .
"Tahwee"se lee en letras esculpidas en un grueso bloque de madera , sobre la playa de Chaweng, donde hay una hilera de bungalows muy simples , hechos con cuatro paredes de mimbre y caña , una estera de soga sobre el suelo , y una puertita de madera con candando . La "recepción"no es mucho más grande que los bungalows, pero cuenta con cocina, mesas, sillas y un televisor .Varios extranjeros - rubios y rubias - están mirando aún en traje de baño la película "Alien"bajo la luz de un tubo fluorescente rodeado de polillas que bailan al ritmo de su zumbido .
No hay camas ni colchones . Sólo hamacas amarradas a las palmeras a lo largo de la playa . El baño es otro bungalow, con ducha, una canilla y una letrina , común para todos . Y no hace falta más . El bungalow cuesta dos dólares y medio por noche.
Es tan relajado y placentero hundir los pies en la arena tibia , escuchando sólo el murmullo del mar y algunos grillos que cantan en distintos tonos , que no dan ganas de irse a dormir . Pero nos dicen que no hay nada mejor que ver el amanecer en la playa , así que conviene ir a descansar . Todos duemen aquí con la puerta de madera abierta, para ver las estrellas , que iluminan tanto como una luna llena .
A las cinco en punto de la mañana los primeros rayos del sol pegan con tanta fuerza como el sol de mediodía . Esto recalienta el interior de las chozas , y despierta a todo el mundo . El mar parece sonar más fuerte,como recién despertado , aunque las olas son suaves y pequeñas .Un colectivo destartalado recoge a la gente que va hacia el pueblo . Allí todo es pequeño , a escala humana .De las cabañas de madera cuelgan percheros repletos de ropa . Todo es tan barato que cuesta tentarse : polleras y pantalones de batik ,se mezclan con camisas , remeras y pantalones hechos con bolsas de harina tailandesas, que cuestan un dólar : es la ropa que todos usan en la isla .
Desde el puerto, un barquito lleva a un grupo de viajeros a Coral Cove. No hace falta alquilar el equipo de snorkel para ver infinidad de peces de colores nadando en torno nuestro.Caminando por arenas ardientes se llega hasta la playa de Lamai , donde los pobladores encallan sus barcos pesqueros . La playa está cubierta de mesas de alambre tejido donde miles de calamaretis se secan al sol. Los cocos sacian la sed con su agua ligeramente salada . Complejos de bungalows se suceden uno tras otro tras un par de kilómetros de caminata sobre la playa .
Una mujer atraviesa la playa con una enorme tina repleta de pescado fresco en la cabeza . Los ofrece a los gritos, puerta a puerta . En un colectivo que se hace esperar se trepa hasta la cascada Na Muang . Sólo verla y escuchar el murmullo del agua al caer entre peñascos es un refresco para el alma . Cerca de allí , un pequeño templo budista destella en dorado contra el sol . El aroma a incienso invade el aire cálido. Muy cerca están los templos de Khunaraam y de Laem Saw , pero las piernas dicen basta . Y en Tailandia , siempre queda un templo más por visitar .
La vuelta a Chaweng , permite ver cardúmenes de peces de colores que se acercan a la orilla a curiosear a los humanos que los admiran con los pies en las aguas que se tiñen de rojo con el sol crepuscular . Unos pájaros chillones gritan en la oscuridad y sobre el techo de paja . "Tienen hambre ", nos dice sonriente el conserje de ojos rasgados .Luego de cenar junto al mar y cambiar impresiones , los huéspedes se retiran a arrojarse en sus bungalows , otra vez con la puerta abierta para ver la Vía Láctea brillar en el cielo, en la que flota esta isla y sus palmeras , acariciadas por una brisa que no conoce la tierra firme.




RECUADRO :

DE KOH SAMUI A BANGKOK:

Quien prefiera viajar en barco y no en avión , tendrá que tomar el colectivo que parte a las diez de la mañana hacie el puerto . El puerto cuenta con un mercado artesanal donde se venden más ropas de playa , collares de caracoles, postales y hasta aceite de nuez moscada, que cura las picaduras de los hambrientos mosquitos de la isla .
El viaje de tres horas hasta Surathani cuesta dos dólares y medio, y entumece las piernas . Decido subir al techo , cubierto de cuerpos de gente durmiendo. Desde Surathani , otro ómnibus cargado de fardos lleva a los pasajeros a la estación del tren que parte en dirección norte , a Bangkok .
No es fácil conseguir pasajes de primera clase , ni de segunda. Y en la tercera , el viaje de toda la noche entre fardos y bolsos enormes que ocupan el pasillo , se haría demasiado incómodo . El siguiente tren , que sale a las 18 ,30 horas, también repleto , pero al menos se puede viajar en segunda clase , donde al menos no viajan gallinas .
En el coche bar no hay mucho más que tomar que un café flojo . Cuando se termina el café todos parten a enroscarse en los asientos de cuerina gastada , asomando los brazos y cabezas por las ventanas abiertas de par en par , para que el aire nocturno alivie el calor sofocante . Pero es en vano .El tren parece un horno con ruedas . No queda más remedio que esperar que el baño se desocupe, empapar las ropas bajo la canilla del pequeño lavatorio y ponérselas mojadas . Sólo así se puede dormir durante toda la noche, hasta llegar a Bangkok , ciudad fascinante pero caótica .
En honor a la verdad , se estaba mucho mejor en Koh Samui , donde el mar es turquesa , la comida es barata , la vida es simple y todo lo que hay que hacer es nadar un poco , reírse mucho y quedarse dormido mirando las estrellas , arrullado por el mar .

RECUADRO :
¿QUIÉNES VIAJAN A KOH SAMUI ?

Las playas de las islas tailandesas están pobladas de turistas rubios , en su mayoría australianos, norteamericanos y europeos del norte , que ahorraron su sueldo de empleados bancarios, preofesores , kinesiólogos y odondotólogos durante seis meses para pasar en Koh Samui un año sabático a orillas del mar . Para estirar sus fondos , muchos de ellos compran una lancha, una tabla de windsurf, un equipo de pesca , de buceo o snorkel ,y de dedican a alquilarlos a otros turistas.
Jim , de 34 años , es un norteamericano que fue enfermero en la cárcel de Saint Quentin ( San Quintín ), y que en su hogar en Vermont , fabrica con sus padres "Christmas Wreaths"o coronas navideñas, de las que se cuelgan en las puertas de las casas . Con sus ahorros, vino a Koh Samui por un mes, desde donde planea seguir viaje hacia la India . "Esta isla era otra cosa antes de que abrieran el aeropuerto ", cuenta él, que es reincidente . "Los aviones trajeron el turismo sexual : chicas que se prostituyen por un par de dólares ".Y me señala a un sesentón gordo y colorado por el sol , de aspecto nórdico, que camina por la playa de la mano de una tailandesita que no debe haber cumplido los quince años . "Cada vez hay que ir a islas más alejadas para no tener que ver esto", dice Jim, refiriéndose a esa poco romántica escena de sexo comprado que puebla las calles de Bangkok o de Penang, capital de Malasia .
Nicole es canadiense , y profesora de francés : "Ahorro en mi país durante seis meses , y con esa plata me vengo acá a vivir un año sin trabajar . No hay lugar más barato", dice , con la piel bronceada como la de una mulata .
Los australianos cuentan que compraron acá una lancha "al mismo precio que en Australia nos cuesta una licuadora " .
"Acá se vive una vida de perros ", apunta el suizo Johann , señalando un perro lanudo que está echado plácidamente sobre la arena . Y todos estallan en carcajadas . La gente acá sonríe siempre . Tom , de Boston , viene de enseñar inglés en Japón , donde le pagan veinticinco dólares la hora de clase . Entre cerveza y cerveza , llega a la conclusión de que los budistas tailandeses la pasan mejor que los mahometanos malayos . "Aceptan todo como viene .No arreglan nada hasta que no esté destruído ...¿Para qué , mientras sirva ? Tampoco se preocupan por progresar : se conforman con lo que venga . Si uno no se va pronto de acá , termina como ellos ", dice , señalando a un grupo de muchachos tailandeses que se matan de risa por el ruido que hacen unos cohetes que arrojan al mar noctruno , tan negro como tinta china .



LIGEROS DE EQUIPAJE :

Tailandia, Malasia e Indonesia son países donde el clima siempre es tropical, el sol siempre cae aridiente , y donde de pronto el cielo se oscurece como si fuera de noche y parece que fuera a diluviar durante semanas . La gente corre a buscar refugio mientras el cielo se desploma de pronto en una lluvia torrencial de esas que inundan las calles en minutos con gotas pesadas como granizo . Los vendedores ambulantes dejan que el diluvio lave sus mercancías . Los que venden comida en grandes ollas de dudoso contenido, se limitan a taparlas con grandes nylons ,esperando pacientemente que pare una lluvia que parece eterna . Los conductores de tuk-tuk -motocicletas que llevan pasajeros - insisten en ofrecer su transporte, después de poner un nylon sujeto al techo del asiento trasero, como para garantizar que el viajero no se empapará en el trayecto, aunque tal vez se ahogue un poco detrás de la bolsa .
Media hora después, el sol vuelve a brillar y un vaho caliente se levanta por todas partes, nublando la mirada.Otra media hora más , y el sol habrá secado todo como si jamás hubiera llovido .
El calor de estas latitudes es tan sofocante que la ropa siempre se siente pesada . Por eso , el único equipaje para recorrer esta zona debería limitarse a ropas ligerísimas que no necesiten planchado, de colores claros que reflejen la luz del sol y tan sueltas como para permitir la ventilación . Aquí no hay nada tan inútil como un jean o un buzo .
Remeras musculosas , blusas livians , polleras largas , bermudas y pantalones anchos son la ropa ideal , y se sugiere tener un traje de baño siempre a mano , calzado cómodo, como zapatillas o sandalias livianas y comprar en seguida un sombrero de paja que evita la insolación .
La brevedad de las lluvias hacen inútil el llevar un paraguas, aunque un impermeable liviano que se pueda plegar ocupando poco lugar puede ser útil para los fóbicos al agua destilada natural .
Pueden comprar originales camisolas y pantalones hechos con sacos de harina y botones de madera.


RECUADRO :
MENÚ TAILANDÉS :
Los menúes de Koh Samui varían entre sopas de vegetales, verduras salteadas , sopa y pescado frito . En los bungalows de Chaweng el postre suele ser "lassi "de banana ( especie de licuado espeso de banan y yogurt ) o unas galletitas dulces que parecen de avena, pero que nos revelan que son de marihuana . El menú , regado con cerveza "Singha ", no cuesta más de dos dólares .
El arroz y el pescado componen la mayoría de los platos tailandeses . El pescado frito es el único con garantía de haber sido cocido fresco. El resto de pescados y mariscos se secan al sol y se venden deshidratados , ya que en Tailandia las heladeras son lujos raros . Las sopas y guisos de pescados están hechos a base de pescado seco . Los tailandeses condimentan sus platos con frascos de salsa de maní triturado en aceite , que pueblan las mesas de los bares a modo de "chimichurri siamés ".
El coco es la mayor industria de Koh Samui , y familias enteras se dedican a su cosecha.l El más joven del grupo trepa los troncos lisos , aferrado con pies y manos con la agilidad de un simio, para solatr desde la copa a los cocos que aún no han caído .Apuilan los cocos en montañas con las que llenan camiones que luego llenan barcazas que viajan hasta tierra firme.La mayoría de los cocos no se usa para comer , sino para hacer jabones y aceite .
Los hoteles más modestos ofrecen desayunos opíparos a base de omelettes , yogur casero , miel y cereales . Se recomiendan especialmente las frutas exóticas que no se consiguen en otros lugares, como el durián - especie de melón naranja que se deshilacha y come en hebras -, o el rambután , parecido a la granada , rojo por dentro y repleto de pelos verdes por fuera .
En los vagones comedor de los trenes apenas sirven sopas repletas de libélulas , que los tailandeses comen igual , diciendo que así tienen "más proteínas". Al pollo le ponen azúcar y al jugo de naranja le ponen sal , así que conviene avisar - como se pueda - que uno quiere las cosas sin condimentar . Aunque lo mejor es consumir alimentos que vienen envasados en origen , como huevos duros y bananas .
La cerveza nacional es la Singha , buena y barata . Koh Samui es para el relaj, los que quieran fiesta que vayan a la sila de enfrente, Koh Phangan , donde mucho despiertan a mediodía en la playa sin saber qué pasó anoche. RECUADRO :


LA IMPORTANCIA DE HABLAR EN THAI :
Hablando con los tailandeses se descubren cosas curiosas , como que en el ex Reino de Siam , a los gatos siameses los llaman "gatos chinos ", del mismo modo que en Hamburgo no existen las hamburguesas , y que en Milán a las milanesas las llaman "vienesas". .
Aunque los tailandeses - a fuerza de tener que lidiar con turistas - dominan algo de inglés, muchas veces cometen picardías como aprovechar la ignorancia del idioma de ellos para cambiar los precios de las cosas .
El tailandés es una lengua tonal , en la que la entonación de una misma palabra hace que se convierta en otra, Por ejemplo "saán "es "tres", pero "san "significa "diez". Y algo muy parecido a "san " significa "trescientos" . No es cuestión de terminar pagando trescientos Baht por un viaje de 3 Baht , la moneda local .
Una manera de ahuyentar a los pícaros es mostrar cierto conocimiento básico de su idioma . Aquí van las palabras más útiles :
So Wat Ká : Hola
La Gong Ká : Adiós
Kop Kun Ká : Gracias
Bi Chanchú Jorge : Me llamo Jorge .
Ká : Sí
Mai Ká : No
Kó Tord: Por favor
Kó Zóud : Perdón
¿Tí Nai ? : ¿Dónde?
¿Mewa Rai? : ¿ Cuándo?
¿ Peesa Thai Eiacwa Ari? : ¿ Cómo se le dice a esto en Thai ?
Mai Kao Jai : No entiendo
Si no queda más remedio que resignarse a no ser comprendidos, siempre queda decir :
Mai Pen Rai : "Paciencia, no importa.Dejémoslo así ."
Y si ya nos dimos cuenta de que nos toman el pelo , conviene hacerlo saber , diciendo :
Kan Put Lén : "Me estás cargando" o "Estás bromeando".