lunes, 27 de octubre de 2008

Nota de Halloween : Historias de Catacumbas

por Ana von Rebeur
LABERINTOS BAJO TIERRA
Roma tiene más de sesenta catacumbas que se extienden por cientos de kilómetros y en las que descansan decenas de miles de tumbas de antiguos ciudadanos. Las más conocidas y que reciben más visitantes son las de San Calixto , Priscilla, San Agnese, Domitilla y San Sebastiano. Son galerías de tierra arcillosa compactada y porosA piedra volcánica , que a su vez forman intrincados laberintos subterráneos .
Al contrario de lo que supone la leyenda, las catacumbas no eran los cementerios donde los cristianos se escondían de los romanos, sino los cementerios comunes de la época del Imperio Romano. Cuando la ciudad de Roma empezó a crecer tanto que no había manera de disponer de terreno para sepultar a tanta gente , se dictaminó que a los ciudadanos romanos se los sepultaría en nichos que se excavaban bajo la tierra - llamados loculi- en los que se colocaban los mismo miembros de una familia, cabiendo hasta cinco cuerpos por estante . cada agrupación de nichos recibía el nombre de koimetaria o “dormitorios”- ya que el concepto cristiano era que los cuerpos dormían un largo sueño esperando la resurrección . Cuando un nivel ya estaba totalmente ocupado, los romanos seguían excavando hacia abajo hasta lograr hasta cinco niveles distintos bajo tierra , unidos con peldaños de piedra y apenas iluminados con bombitas eléctricas . Las lápidas de mármol o cerámica que cerraban los nichos tienen inscripciones antiquísimas señalando quiénes descansan allí. Cuando en la familia había un noble o personaje importante, sus restos se guardaban en una caja de mármol esculpido, dentro de la misma catacumba. Sólo los gobernantes, los patricios y los guerreros triunfales tenían derecho a ser enterrados con mausoleos visibles al ras de la tierra, que contaban su nombre y su historia en forma de bajorrelieves . Las tumbas más importantes se colocaban a ambos lados de la Vía Appia, que era la mayor ruta de acceso a Rioma, para que los viajeros pudieran ver lo importantes que estas personas habían sido en vida. Así , sobre la Vía Appia Antica se yerguen aún la tumba de Cecilia Metella, la de Séneca , la de San Urbano , la de los libertos Rabirii y de Sixto Pompeyo el Justo , y la de Tiberio Claudio Secondino, entre otros. Los cristianos llevaban a las catacumbas los restos de los mártires cristianos y los alojaban en urnas de mármol con inscripciones , en un nicho especial que servía de altar para misas . El cuerpo de Santa cecilia estuvo enterrado en la catacumba de San callisto hasta que en el año 820 se lo trasladó a su iglesia en el Trastévere . Las catacumbas proliferaron en torno a Roma y otras rehgiones de Italia durante el siglo IId.C., para ser administradas por la Iglesia desde el siglo III d. C. La historia de las mismas como refugio cristiano nace de que cuando los cristianos gueron perseguidos por los romanos, el único lugar donde podían reunirse sin ser molestados era dentro de las catacumbas , porque estaban protegidas por ley . Aunque se sabe que con saña algunos gladiadores violaron las reglas, entraron a las catacumbas y masacraron a los cristianos que encontraron reunidos allí. Cuando esto sucedió , los cristianos resolvieron cerrar cada entrada descubierta por los romanos para abrir entradas secretas , a decenas de metros de la entrada original . Por eso también fue un sitio de peregrinación para todos los cristianos, que se encontraban en capillas subetrráneas, escondidas varios metros bajo tierra . Sólo en el siglo IV Constantino el Grande legalizó el culto cristiano y en el siglo XVI la iglesia decidió restaurar los laberínticos opasillos de piedra volcánica rojiza y las decoraciones en estuco que embellecían estos lugares llenos de misterio silencioso.
Visitar catacumbas es un paseo ideal para un tórrido día de verano romano . Se realizan visitas guiadas grupales lideradas en algunos casos por guías de turismo , por sacerdotes en las de San Sebastiano y por monjas en las de Priscilla . El aire fresco del interior de la tierra es un alivio de los rayos ardientes del sol . Los guías detienen al grupo mostrando los dibujos de la pared que muestran los símbolos protocristianos , siendo el pez , el cordero y el ancla los más repetidos. El pez era la contraseña que identificaba a los cristianos entre sí , fácil de marcar con una rama sobtre el polvo del suelo o la arena de la playa . La cruz como símbolo cristiano no se usó hasta muchos siglos después de la muerte de Cristo , que en los primeros tiempos era recordado como un pastor de almas , a través de la imagen del cordero, o del jovencito con un cordero en brazos, una imagen mucho más bucólioca y optimista que la cruiz que recuerda su martirio . También identificaba a los cristianos el dibujo de una persona orando con los brazos abiertos hacia el cielo ,el Monograma de Cristo- formado por las letras del alfabeto griego X y P, que superpuestas e inscriptas en una tumba indican que el difunto era cristiano- y el de la paloma con la ramita de olivo en el pico, que simboliza el alma en la paz divina..
El trabajo de los arqueólogos en las catacumbas nunca tiene fin . Las catacumbas de San Sebastiano se encuentran exactamente debajo de la iglesia del mismo nombre, y debajo de ellas se encontró un templo pagano erigido por el emperador Nerón que está en condiciones impecables. Sus columnas de mármol blanco conviven con graffitti en latín raspados hace dos mil años en la pared caliza, asegurando que “Claudius “estuvo allí , y se unió a otros cristianos para escuchar lo que Petrus y Paulus ( los apóstolos) contaban que había hecho Jesús. Esa visión , fresca como recién escrita , hiela la sangre . Un sólo recuado hay que tomar : los curas que realizan las visitas guiadas se enojan muchísimo si ven en en tan sanbto lugar hay alguien mascando chicles globo . “Gettatte la gomma! Tutti somigliate americani!” ( “! Tiren el chicle! ! ! Parecen todos americanos! ”)., gritan , ofuscados . El que no entiende italiano , tendrá que leer la historia en los libros.

LA EXTRAÑA COSTUMBRE DE LOS MONJES CAPUCHINOS

San Francisco de Asís fue el primer santo que se hizo famoso por considerar indispensable hacer votos de pobreza para vivir con santidad. Pero fue muy criticado cuando hizo levantar en Asís una basílica con decoración demasiado presuntuosa , según algunos, para una orden que pregonaba la renuncia a los bienes materiales. En 1528, el franciscano Matteada Basaio, oriundo de Umbría, decidió reforzar los votos de pobreza creando la orden de los capuchinos, la más sencilla de los franciscanos . Se llamaban así por la capucha de rústica tela marrón que les cubría la cabeza. Y a ellos les debe su nombre el café más popular de Italia, cortado con leche espumosa, que tiene el mismo color que la ropa de los frailes. A esta orden le debemos las espectaculares visiones que se encuentran en el Monasterio Capuchino de Palermo, Sicilia, y en una iglesia en la esquina de la lujosa Vía Véneto , de Roma.
De afuera, ambos edificios parecen una residencia más destinada a lugar de retiro: severas construcciones de dos plantas con enormes puertas de madera y ventanales enrrejados . Pero si uno entra al subsuelo, es allí donde encuentra la sorpresa. Se trata, en ambos casos, de una exhibición bizarra de los cuerpos de los capuchinos fallecidos desde el principio de los tiempos.
El hermano del papa Urbano VIII, Antonio Barberis, fue cardenal y fraile capuchino . En 1626 fundó la iglesia de Santa María della Concezione justo donde la ondulante Vía Véneto gira en ángulo para perderse en bares de moda y sofisticadas oficinas de líneas aéreas en Roma . Su cuerpo yace debajo de una sencillísima losa debajo del altar de la iglesia , con la humilde inscripción : “Aquí yacen polvo y cenizas : nada”. basta adentrarse en la cripta que está en el subsuelo de la iglesia para toparse con un espectáculo sobrecogedor único en el mundo. Aquí se ve que los cuerpos de 4.000 frailes capuchinos fueron utilizados por sus compañeros para decorar íntegramente cuatro capillas. Sus calaveras y costillas sirvieron para armar altares , sus fémures y tibias armaron cruces, y hermosas lámparas de techos fueron realizadas con una filigrana ósea hecha con omóplatos y esternones . También hay cuerpos enteros, incorruptos, luciendo sus hábitos monacales, de pie junto a la pared, y el esqueleto de una niña de la familia de los Barberini . Un cartel en la entrada advierte al visitante que no se debe espantar con la visión, sino utilizarla para su provecho, recordando nuestra fragilidad y cuán breve es nuestro paso por la vida. Otra inscripción en latín dice : “Eres lo que eras . Lo que eres, serás”. Y la sensación es la misma que a uno le queda después de mirara un largo rato el cielo estrellado, tratando de entender cuál es su tamaño real en el Universo.
En Palermo se encuentra un convento capuchino que data del siglo XVI. Cuando en 1599 decidieron ampliar el cementerio, en las excavaciones aparecieron los cuerpos incorruptos de los primeros monjes que habían habitado el viejo monasterio, conservados gracias a la sequedad del clima siciliano. Así , practicando el mismo rito de los primeros cristianos perseguidos, los capuchinos continuaron depositando a los frailes en los nichos primitivos, con la misma ropa con que habían muerto .Cuando en los nichos ya no hubo lugar para más monjes, comenzaron a depositarlos de pie , apenas sujetos por un clavo a la pared. Dicen que el primero en descansar para siempre de pie fue un monje cuyo rostro apergaminado mira el suelo con resignación eterna , y cuya propia mano sostiene un pequeño cartel de madera antigua que reza : «Frate Silvestro de Gubbio, mori a 16 Ottubre 1599». En 1837 se prohibió esta forma de sepultura, y el resto de los muertos descansó en ataúdes que las bombas de la segunda guerra y un incendio posterior se encargó de destruir , sin ocasionar mellas , sin embargo, en los cuerpos insepultos más antiguos . Desde hace más de cuatrocientos años las galerías del convento de Palermo guardan, además , los restos de mujeres , niños y profesionales que quisieron dar con sus huesos a este lugar de paz eterna . Sólo los ropajes permiten saber quién era quien. Los penitentes llevan una soga al cuello, las muchachas vírgenes una corona en la frente y los sacerdotes usan estola de piel. Uno tiene la sensación inquietante de que en esta galería bastaría romper algún hechizo para que esta multitud dormida hace siglos despierte de golpe de un largo sueño.


DATOS UTILES :

* Catacumbas de Santa Inés: Via Nomentana, 349. Cerradas el domingo por la tarde y el lunes por la tarde.
* Catacumbas de Priscila: Via Salaria, 430. Cerradas los lunes.
* Catacumbas de Domitilla: Via delle Sette Chiese,280/282. Cerradas los martes.
* Catacumbas de San Sebastiano: Via Apia Antica, 136. Cerradas los miércoles y domingos.
* Catacumbas de San Callisto: Via Apia Antica, 110. Cerradas el miércoles y en febrero.
El horario de todas es de 8,30 hs a 12 hs y de 14,30 hs a 17hs.
* Precio de la entrada: de 4 a 8 pesos por persona.


Cripta de los capuchinos :
Santa María della Concezione . Vía Veneto 27 . tel : 487-1185. De 9 a 12hs y de 15 a 18hs. Piden una propina para el ingreso, Se pueden tomar fotos

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