Para alucinarte en el ártico:
Imaginate que en el medio de la noche ártica, ves un telón gigantesco cayendo del cielo, cubriendo todo el firmamento de norte a sur y de este a oeste, como una gigantesca y brillante cortina de voile tornasolada. Ves que su brillo vira al lila, naranja, amarillo, verde y rosado con tal intensidad que ilumina al paisaje nevado con esos tonos psicodélicos. Esas cortinas que parecen ascender hasta alturas colosales se agitan, se pliegan y despliegan, de pronto desaparecen y vuelven a aparecer en cuestión de segundos o de horas, como si quisieran danzar para nosotros empujadas por un viento celestial que no alcanzamos a percibir desde nuestro tamaño de microbios en la tierra. En algunas oportunidades, haciendo silencio absoluto, se escucha un sonido como de una vibración eléctrica....¿ la música del Universo?.Si, es la musica de las esferas . Un chirrido intermitente con silbidos altos y bajos que se repiten , y zumbidos que pasan como una rafaga . Ese rudio hacen las auroras , es la mucisac que nos llega del sol. A veces se escuch muy leve, otras solos con granadores especiales. No no hace falta pedir silencio: los viajeros que acuden a ser testigos de esta aventura quedan mudos del asombro y reverencia. Y el chirrido se parece tanto al canto de los pajaros ( que es como le de las ballenas, pero a alta velocidad) que uno no hace menos que preguntarsde si las aves del mundo no lo estarán imitando ellas , que escuchan todo y se orientan a traves del magnetimo terrestre.
Este espectáculo mágico se da en pocos lugares del mundo y sólo es visible en contadas ocasiones. Hay viajeros que llegan a estos sitios especialmente para descubrir el show astronómico, y se pasan una semana sin dormir, mirando el cielo. Hasta que el premio llega. Y demuestra que valió la pena el insomnio. La recompensa es sublime e inolvidable.
Explicación de un regalo del cielo:
Para asegurarse de que vas a ver a la esquiva aurora, lo que te conviene es informarte antes.
Este fenómeno tiene lugar cuando los campos magnéticos de los polos terrestres atraen a las partículas de los vientos solares.
Los vientos solares se producen cuando se libera de pronto energía almacenada en los campos magnéticos existentes en las manchas solares. Esto libera chorros de partículas que al llegar a la tierra se captan como rayos X, interferencias en ondas de radio y ...bellísimas auroras.
Como los campos magnéticos existentes en las manchas solares del sol cambian de polaridad cada 11 años, los periodos de máxima y mínima intensidad de las auroras coinciden casi exactamente con este ciclo. Cuando esta radiación magnética choca con los arcos de magnetismo terrestre y con la atmósfera, producen estas luces de todos colores que vemos en el cielo, con forma de arcoiris, una banda zigzagueante, llamaradas estáticas o temblorosas, bandas que cuelgan del arco central, nebulosas sin forma que se esparcen por el cielo, círculos de rayos irisados en el zenith, abanicos multicolores o combinaciones entre todas estas manifestaciones de belleza inusual.
Por eso, lo mejor sería consultar con un astrónomo o meteorólogo antes de viajar a cazar auroras. Si él nos dice que estamos en época de manchas, tormentas y vientos solares, tenemos más garantías de ser testigos del fenómeno. Y si coincidimos exactamente con una fecha cercana al cumplimiento de los 11 años del ciclo solar y en noches sin luna, el deslumbramiento está garantizado.
Churchill: el mejor punto de observación
Las auroras nunca aparecen a más de 60 grados de latitud . Cuanto más cerca estés del Polo, mejor las vas a ver. En la Antártida se aprecian auroras australes en pleno invierno. Pero claro: no es un destino para todos. En cambio, en Alaska, Canadá, Islandia, Groenlandia y Finlandia hay más sitios urbanizados donde esperar que la bellísima aurora llegue al fin.
Uno de los sitios más populares para esperarlas es Churchill, en Canadá, a orillas de la Bahía de Hudson. Churchill es un pueblo con 1000 habitantes, la mayoría esquimales, y es la capital de los osos polares que pasan por esta ciudad en sus viajes migratorios. No hay rutas que lleguen a Churchill: sólo se puede llegar desde Winnipeg en un vuelo de tres horas o por tren en un recorrido de 1.600 kilómetros a través de bosques y estepas repletas de manadas de alces y caribúes, después de 48 hs de viaje. Durante un mes y medio a partir de octubre, más de 5000 nanuks ( osos polares, en esquimal) migran hacia el Norte, buscando entre los témpanos de la Bahía de Hudson los peces y focas que en los lagos congelados ya no pueden conseguir. En este momento Churchill se llena de curiosos y la “Bear Patrol” ( espacie de policía de osos) resguarda a sus habitantes con un toque de queda que suena a las 20,30 hs. El que se queda en la calle, podría toparse con un oso hambriento. La excursión en jeep para ver osos en su habitat cuesta $150. En helicóptero, cuesta $600 por hora
Actualmente la ciudad cuenta con muchos visitantes que llegan para recorrer la tundra en trineos tirados por perros huskies, visitar el Eskimo Museum, comer el plato típico llamado Artic Chiar – un salmón delicioso- y por las noches esperar la llegada de la aurora. La cercanía de Churchill al polo permite que el show celestial pueda verse en todo su esplendor desde el mes de agosto, y no sólo en pleno invierno, como en otras latitudes. Hasta dicen que en agosto los colores son más espectaculares.
Si a esto le sumás la posibilidad de recorrer la Bahía en kayak u oomiac ( un barco más grande, cubierto de piel de morsa), sorprenderte con la calidez del interior de los helados iglús (“casa”, en innuit, o esquimal) y divertirte bailando música country en el Lazy Bear Pub, bebiendo cerveza tirada...se justifica plenamente el viaje a estas latitudes, aunque la aurora se haga desear.
Pero lo más probable es que, en el medio de la noche, algún parroquiano del pub grite:“Aurora! Aurora!”,logrando que en el acto todos abandonen sus naipes, salmones y cervezas y corran afuera a admirar el espectáculo más maravilloso que ojos humanos puedan presenciar. El cielo nocturno, incandescente con luces multicolores, danza con pañuelos gigantes de luz de aquí para allá, como haciéndole un fastuoso homenaje cósmico a la vida. La misma vida que nos permite ver esta maravilla única en el mundo.
Sólo te sigo una cosa : alguna vez tenés que presenciar este portento que te deja con la boca abierta. Después no sigas que no te avisé
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