viernes, 7 de noviembre de 2008

Cabalgata por los Ayllus de la Puna chilena




Cabalgata por los Ayllus de Atacama

Por Ana von Rebeur



En torno a San Pedro de Atacama, al norte de Chile, hay paseos deliciosos para realizar a caballo por pueblos antiguos, con trayectos simples para principiantes, pero con grandes sorpresas por el camino.


En torno al oasis:

El Desierto de Atacama está situado en una altiplanicie a unos 1.700 km de Santiago de Chile y a un poco menos de 2.500 m sobre el nivel del mar. Las ciudades más cercanas son Calama, a 99 km, y Antofagasta, a 301 km.
Entre sus atractivos se incluyen espléndidas formaciones geológicas, fauna única, sitios arqueológicos , fuertes y pucarás precolombinos, salares gigantescos y, en sus alrededores, géiseres e interesantes aldeas andinas
Entre la Cordillera de la Sal y el mágico Valle de la Luna, en esta región donde el concepto de “ desierto” se rompe, ya que no habrá agua de todas las formaciones rocosas y relieves imaginables, hay un pequeño oasis. En él crecen la runa y las peras , y prospera un turismo joven que busca la aventura en lugares recónditos. Se tarta del pueblo colonial y prehispánico de San Pedro de Atacama, pequeños, pintoresco y vivaz, lleno de agencias de viajes donde se pueden contratar mountain bikes, jeeps 4x4 y cabalgatas . Hay albergues muy simples con piso de tierra y un espectacular hotel cinco estrellas , con jacuzzi en cada habitación y piscinas de agua celeste con saunas mirando el imponente relieve de los volcanes.
El oasis fue conquistado por los incas alrededor de 1450. Los españoles también se detuvieron aquí en 1536. A mediados del siglo XIX, San Pedro de Atacama era una de las postas donde descansaban las recuas de mulas que buscaban mercancía europea en el puerto chileno de Cobija para llevarla a Salta, Argentina.
La iglesia de adobe, frente a la plaza llena de flores, data del siglo XVIII y tiene el cielorraso hecho con madera de cardón .
En el Museo Arqueológico Le Paige se exhiben hallazgos indígenas de la región. Toda esta zona estaba habitada por la cultura aymará, recolectores y alfareros tan bien organizados que para evitar el comercio y el truque para obtener lo que necesitaban, dividían a su población en grupos que enviaban a afincarse en comunidades de donde explotaban los artículos que se producían en cada región. Estas comunidades llamadas ayllus explotaban los cultivos en las zonas más húmedas, la pesca en la costa y los minerales en la montaña. Luego se intercambian los productos entre los habitantes de cada ayllus, que eran su propia gente, evitando así los viajes largos o los negocios inconvenientes. Estas comunidades , como tantas del pasado, se deformaban los cráneos intencionalmente como signo de distinción social . ( Podés verlo en el museo, abierto lunes a viernes de 9 a 12 y 14 a 18h, sábado, domingo y festivos de 10 a 12 y 14 a 18h. Entrada: US$ 2.)
Los ayllus antiguos, aunque fueron saqueados primero por las invasiones incas y luego por los españoles, sentaron las bases de pequeñas comunidades y vecindarios que rodean San Pedro de Atacama.
Desde Atacama se pueden contratar cabalgatas que te llevan cruzando el valle seco , un desierto de piedras suelytas que bordea el Valle de la Luna y la Cordillera de la Sal, blanca por el yeso que abunda en la región , donde a mediodía escuchás los cristales de sal crujiendo al sol. Luego la cabalgata se interna por la zona verde gracias a los canales de riego que aprovechan la poca agua de Atacama para regadíos.


Rinconcitos antiguos:

Cactus llenos de flores de tuna y árboles legendarios dan sombra a calles de tierra que cruzan , uno tras otro pueblos arcaicos con casas hechas con un adobe de color rosado, cuyos límites se enmarcan con cercos hechos con ramas secas de madera retorcida de un color amarillo claro que ofrecen una cmbinación de colores que da un efecto de paisaje pintado. Pueblos como Chiu-Chiu, Peine, Caspana, Talabre se aglomeran rodeando acequias, buscando el contacto más cercano con la escasa agua donde está prohibido bañarse y tirar desechos, ya que es agua de uso comunitario que acaba en todas las canillas del pueblo.
Hacia el este se empinan varios volcanes, sobre los cuales presiden el Láscar, que hizo erupción en abril de 1993, y el Licancabur. Uno de los costados de este último se precipita directamente sobre el salar de Atacama en una caída de más de 3.500 m. El perfecto cono del volcán Tatio también se ve con tonalidades que pasan del morado al violeta al caer la tarde. El Láscar se distingue por tener un cráter enorme ladeado a la derecha, del que a veces salen fumarolas sulfurosas que parecen, a lo lejos, una nube perpetua. A corta distancia, están las ruinas de la aldea de Túlor, la reliquia mejor conservada de la región, que data del año 150 y conta de dos habitaciones circulares reconstruidas, como se supone que fue esa especie de colmena de casas redondas que abarcaba kilómetros. Una cooperativa de vecinos en el ayllu de Túlor se encarga de mantener el lugar y cobrar la entrada para su mantenimiento. ¡Y hasta están pensado en sacar su propia pagina web!
El pueblo de Peine es otra atractiva aldea prehispánica, situada sobre una ladera junto a una quebrada con cultivos, y con suerte se encuentran en la zona rastros del antiguo Camino del Inca, que pasaba por aquí. Un sendero lleva desde la fuente central frente a la vieja iglesia a las vecinas ruinas de Peine Viejo, el asentamiento que precedió al actual y que fue abandonado alrededor de 1650, y que muestra las restos de anchas avenidas bordeadas por muros de piedra . Aunque este fue uno de los primeros lugares de Chile en ser clasificado como Monumento Nacional, en 1951, está en un estado de abandono notable. En los límites del ayllu hay una pequeña Laguna Salada, un ecosistema aparte de agua salada evaporándose al sol, que muestra el proceso de cristalización de la sal sobre la superficie del salar.
Por último, podés llegar a la primera aldea en el borde este del salar: es Toconao, un pequeño oasis regado por agua de vertientes, con casas de piedra volcánica blancogrisácea, llamada vulcanita, muy porosa y liviana, con la que los habitantes hacen tallas que reproducen en pequeño la antuigua islesia de San Lucas de Troconao. A la entrada del pueblo hay vecinas que te invitan a sus casas para que veas el telar que heredaron de la bisabuela, y con el que confeccionan bufandas,ponchos y alforjas de gran belleza.
La quebrada de Jeria, tiene algunas pozas naturales ideales para el chapuzón refrescante . En la laguna de Chaxa hay colonias de flamencos, que si ya es muy tarde para conocer, tendrías que ir a ver al día siguiente , porque se trata de un deslumbrante paisaje blanco con costras salinas y manchones rosados de aves que cuando echan a colar tiñen el cielo de rosa.




Cuando ir:
Todo el año.


Recomendaciones:
Llevá buena protección para la cabeza, y anteojos buen oscuros. Si estás cansado de cabalgar, pará un poco, porque se sabe de viajeros que no se pudieron sentar al día siguiente.


Lo imperdible:
Situado en el extremo norte de la Cordillera de la Sal, el Valle de la Luna te ofrece unos miradores espectaculares como para que sientes a esperar la puesta del sol, que tiñe todo de un intenso color rojo que pasa al púrpura y al violeta en cuestión de segundos. Simplemente, maravilloso .

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