HEMINGWAY EN CUBA
En 1928 Ernest Miller Hemingway hizo una escala de dos días al volver desde París a su casa tropical de Key West, Florida. Cuatro años después aprovechó una invitación de un navegante y contrabandista americano para practicar la pesca de un pez luchador y difícil, el marlín, actividad que lo fascinaba.. Con la excusa de escribir artículos de pesca deportiva , Hemingway comenzó a viajar a Cuba cada vez con más frecuencia. Por eso eligió como base de operaciones a la mejor habitación del Hotel Ambos Mundos, en pleno corazón de La Habana Vieja . El mismo la describió diciendo : "Las habitaciones de la esquina noroeste del hotel Ambos Mundos dan a la antigua catedral, la entrada del puerto y el mar por el norte, y por el oeste a Casablanca y los tejados de las casas que se extienden hasta el puerto y a todo lo ancho de él.” Con un vistazo por la ventana dominaba todo lo que sucedía alrededor . La habitación de “Papa”- como le gustaba que le dijeran - es la número 525 , y es la única de todo el hotel que no se alquila , sino que funciona como recordatorio de su ilustre pasajero . para conocerla hay que pedir permiso en la recepción , pagar un dólar por persona y soportar que un conserje un tanto impaciente se quede parado a nuestro lado, esperando que terminemos de ver todo rápidamente. La habitación está tal como el escritor la conoció : lo único nuevo es el baño. Entre los muebles monacales de madera oscura se encuentra un escritorio de tapa , una vitrina que luce trofeos de pesca del escritor y un estante en el que está una vieja edición del Quijote y una réplica exacta de su barco de pesca , el Pilar . Sobre una mesa pequeña junto a la ventana y a una silla de esterilla se apoya una vieja máquina de escribir de pesadas teclas de bronce pintado que está protegida por una caja de cristal . Fue de esta máquina de donde salieron las páginas del emocionante relato de Por quién doblan las campanas.Hemingway dijo de este hotel que era un buen lugar para escribir . Y es cierto: aunque uno está en un quinto piso aislado de interrupciones, el lugar no está aislado de la vida callejera que se mueve allá abajo , de donde llegan al cuarto las notas ardientes de un grupo de jazz que , hoy en día , se especializa en atraer turistas a una cafetería pintoresca. Las ventanas en ángulo le dan al lugar un paisaje y luz privilegiados, salpicados por el verde de las palmeras del fuerte vecino. Uno puede imaginar que apenas se cansaba de teclear Hemingway podía bajar a tomar un trago en el bar de la planta baja, donde siempre hay un pianista desgranando melodías. A sólo unos pasos del hotel, el autor encontraba el Floridita, donde se relajaba con un daiquirí antes de cenar en el Zaragoza para terminar la noche en La Bodeguita del Medio, donde conversaba animadamente con el dueño del local, Ángel Martínez , que le servía en la barra los mejores mojitos de ron y hierbabuena .Le llevó unos años darse cuenta de que lo mejor no era ir y venir desde y hacia Cuba, sino quedarse a vivir allí, en la ciudad “cuya fresca brisa matinal que sopla hasta en los días más calurosos del verano”, como él decía. Pero cuando llegó con Martha Gellhorn , su tercera esposa, Ernest ya era demasiado famoso como para que lo dejaran caminar tranquilo por las calles de La Habana sin que sus fans lo importunaran . Martha encontró en el diario un aviso que ofrecía una casa en alquiler en Finca Vigía, a 15 kilómetros al sudoeste de La Habana, en un pueblo llamado San Francisco de Paula. El escritor no quiso saber nada con irse a vivir allí, porque la casa no estaba en buen estado y - para peor- estaba demasiado lejos de sus amados bares. Pero un día en que él había salido de pesca , Martha contrató unos albañiles que la repararon la casa anhelada en tiempo récord .Sin más pretextos para protestar, Ernest la alquiló por un año y , finalmente , en 1940, la compró por 18 mil dólares. Cuando Ernest murió, en 1962, su casa pasó a ser un museo abierto, de estilo colonial e imponente torre que mira al mar donde él solía pescar enormes peces espada . La casa construida para sí mismo por el arquitecto catalán Miguel Pascual y Baguer , refleja aún hoy claramente la personalidad del escritor. Sus paredes siguen decoradas con las cabezas de los animales que él cazaba en sus safaris africanos. Hemingway continuó los entredichos matrimoniales con su cuarta y última esposa, Mary Welsh . Mary estaba convencida de que había que hachar las raíces de la ceiba que crecía junto a la puerta . La ceiba - árbol nacional cubano - es una especie de palo borracho gigante , y las raíces de este ejemplar estaban levantando el suelo del Cuarto Veneciano de la casa . Pero el escritor se negaba a podarla alegando que “toda planta debe crecer todo lo que quiera”. Otra vez, aprovechando un viaje de Ernest, su cuarta esposa llamó a un jardinero para que cortara la raíz .Sin embargo Hemingway regresó antes de lo esperado, echó al hombre de la casa a punta de escopeta y conservó la raíz cortada - que sigue exhibiéndose a la entrada- a modo de advertencia. En la casa se puede visitar la biblioteca del autor , con 9.000 ejemplares - muchos autografiados por sus célebres autores -, sala de armas y “gatería”en la torre , habitada entonces por los 57 gatos del escritor que , según él, eran de una nueva raza cruza de angora con gato cubano.
La casa- museo conserva la platería y el mobiliario diseñados por Mary Welsh y Tobby Bruce y realizados por artesanos del poblado cercano. Recuerdos como un enorme sapo toro que el autor encontró en su jardín y mandó embalsamar y sus propios lentes de lectura se exhiben junto a un regalo de su segunda esposa: un banquito con la frase “Poor Old Papa”( “Pobre viejo “) inscripta. Junto a la pileta de natación, están las lápidas de los cuatro perros que seguían a Hemingway a todos lados. El baño aún tiene una balanza con una lista adonde el escritor anotaba su peso cotidianamente y una muy adecuada biblioteca de lecturas junto al inodoro. La casa de huéspedes albergó a Jean Paul Sartre, familiares y varias “amigas”que Hemingway invitaba, pese a las protestas de Mary. En el muelle está anclado el barco Pilar , en el que el escritor realizaba sus excursiones de pesca junto a su amigo Gregorio “Goyo”Fuentes , quien aún vive en Cojimar para contar anécdotas del novelista. Hemingway se inspiró en la vida de amigos pescadores como Goyo y Santiago “Chago “Puig para describir la lucha denodada entre un pescador y un tiburón - “la única cosa que odia de verdad”- en su novela “El viejo y el mar”. Hollywood no tardó en reaccionar al éxito editorial , y propuso rodar un film con ese tema , película que se rodó en Cojimar a pedido del escritor, para que los pobladores pudieran ganar unos pesos extras durante la filmación .
En la plazoleta Ernest Hemingway de Cojimar se encuentra la primera escultura en el mundo dedicada al escritor después de su muerte. La segunda está en El Floridita y la tercera , en La Bodeguita . El busto de la plaza fue fundido con las piezas de bronce que los pescadores donaron de sus botes. Todos los 21 de julio , Goyo brinda con una botella de Johnny Walker etiqueta negra (el preferido de Hemingway) junto al busto de su amigo. El premio Nobel de Literatura 1954 donó su medalla consagratoria a la Capilla de los Milagros de la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, cercana a Santiago de Cuba, donde aún puede observarse en el mismo lugar en el que él la colocó .
DAIQUIRÍ A LO SALVAJE
Tal vez Cuba fue el único lugar donde Hemingway pudo darle cierto orden a su vida .Se levantaba en su finca al amanecer y salía a dar largas caminatas aprovechando el fresco de la brisa marina. Luego alimentaba a los gatos con pescado fresco, se zambullía en la pileta y se entonaba con un whisky. Luego almorzaba con una botella de buen vino chileno o español que tomaba del pico, diciendo : "Las botellas, por el cuello. Las mujeres, por la cintura". Si estaba inspirado, escribía luego en una Royal que estaba sobre un aparador de su habitación, donde tenía un aparato de aire acondicionado que no usaba porque le parecía un lujo vergonzante. Contaba las palabras escritas al fin de cada día , pero odiaba que le preguntaran sobre qué tema estaba escribiendo.
A Hemingway se le debe, entre tantas otras cosas, la invención del "Daiquiri a lo salvaje". El daiquirí se prepara con ron, limón , azúcar y unas gotas de marrasquino, pero él no toleraba el azúcar en los tragos, que decía que hacen que el alcohol caiga peor . Su versión nueva del trago llevaba doble ración de ron y hielo y un golpe de limón, y se sirve “frappé” en copas previamente heladas. A Hemingway le había cautivado la historia del mojito, ya que decían que era un invento del pirata Francis Drake, y decía que la espuma del mojito es igual a la de la espuma del mar que forma la estela de un barco. La capacidad de Ernest para resistir los efectos del alcohol eran admirables. Leía en un sillón junto a un bar bajo del cual podía servirse todos los tragos que quisiera. En una entrevista, un periodista le preguntó cuál había sido su récord alcohólico . Contó que en El Floridita llegó a tomar quince whiskies con lima mientras animaba a un jugador de Jai Alai que estaba deprimido por una derrota deportiva . “Tomamos desde las diez de la mañana hasta las siete de la tarde, y después me fui a casa a trabajar “. “¿ A trabajar? “, le preguntó el periodista, incrédulo .”Espere un minuto.”, pensó el escritor “. No, no trabajé . Me puse a leer “, reconoció Ernest . El escritor era un enamorado de los aromas cubanos , y apreciaba especialmente “el olor del café recién tostado, que era una sensación más fuerte que la de un trago por la mañana . Y el delicioso olor a tabaco". Cuba fue su hogar durante 22 años . Desde ahí partía en sus viajes por el mundo , para regresar siempre . ¿ El motivo? “Me lo han preguntado muchas veces . La verdad es que uno vive en esta isla porque para ir a la ciudad no hace falta más que ponerse los zapatos, porque se puede tapar con papel el timbre del teléfono... y porque en el fresco de la mañana se trabaja mejor y con más comodidad que en cualquier otro sitio. Pero esto es un secreto profesional, que prefiero no difundir demasiado", dijo sonriendo . Su alejamiento de Cuba , motivado en parte por acusaciones de ser un espía durante la segunda guerra mundial , lo llevaría en poco tiempo a tomar una decisión drástica y desesperada , en las montañas , muy lejos de ese mar que amaba tanto.
UN VIAJERO INCANSABLE
Ernest Miller Hemingway era un hombre apasionado, que vivió su vida con total intensidad. Era un sibarita indomable que no se privó de ningún gusto,un aventurero que trazó su carrera de modo tal de lograra ganarse la vida haciendo siempre lo que más le gustaba . Casi sin quererlo, a través de sus obras dejó una importante cantidad de guías de viaje , ya que deslizó comentarios muy vívidos de todos los sitios por donde anduvo. Cuando no lo narró en primera persona, lo contó a través de sus personajes, siempre con su estilo directo, certero y simple logrado en su larga labor como corresponsal extranjero.
Hemingway nació el 21 de julio de 1899 en Oak Park, Illinois.Fue cronista del diario Kansas City Star.Durante la Primera Guerra Mundial se alistó como chofer de ambulancias voluntario en Italia, de donde pasó al ejército. Allí fue gravemente herido y tuvo un romance con una enfermera del hospital que le sirvió de inspiración para su novela Adiós a las armas (1929).
Después de la guerra fue corresponsal del Toronto Star Weekly en Italia , Suiza, Alemania y Turquía y se fue a vivir a París, donde conoció a los escritores exiliados Ezra Pound y Gertrude Stein, que lo incentivaron para animarse a escribir narrativa.Pasando por Venecia quedó tan deslumbrado que la eternizó en el libro Al otro lado del río y entre los árboles (1950) En 1924 y 1925 asistió a la fiesta de San Fermín en Pamplona, España , que le dio tema para Muerte en la tarde (1932).En 1926, la editora Scribner's de Nueva York le publicó The sun also rises ( Fiesta ), inspirada en sus experiencias en París.En 1927 se instaló a vivir en una casa metida en un jardín selvático en el apacible cayo de Key West, estado de Florida , y luego conoció La Habana, donde vivió más de dos décadas. Desde allí recorrió Wyoming para ir a cazar ,y volvió a España y Francia .Sus vivencias como corresponsal de Guerra desde España lo llevaron a escribir Por quién doblan las campana en La Habana y , una excelente crónica de combate publicada en 1940, que siguió el estilo en Hombres en guerra (1942).Varias veces salvó la vida por un pelo en graves accidentes: cuando estallaron bombas en la habitación de su hotel, al chocar con un taxi durante los apagones de la segunda guerra y en 1954 cuando su avión se estrelló en Uganda y su esposa se quebró un brazo .Sin embargo él, siendo un aventurero empedernido, continuó sus viajes disfrutando de sus experiencias en safaris en Africa , de donde salieron las páginas de Las verdes colinas de Africa (1935) y La quinta columna y los primeros cincuenta y nueve relatos (1938),que incluye La vida feliz de Francis Macomber y Las nieves del Kilimanjaro.De sus incursiones de pesca deportiva en Cuba salió la novela que le valiera el Premio Pulitzer de Literatura en 1953, El viejo y el mar(1952), que también fue llevada al cine. Murió en la idílica localidad de Ketchum el 2 de julio de 1961,siguiendo el ejemplo de su padre:disparándose un tiro con una escopeta.
Otras obras suyas fueron Tres relatos y diez poemas (1923) En nuestro tiempo (1924), Hombres sin mujeres (1927) El que gana no se lleva nada (1933) y la crítica social Tener y no tener (1937).En 1954 recibió el Premio Nobel de Literatura. Poemas completos (1960).
Los libros que se publicaron póstumamente incluyen París era una fiesta (1964), un relato de sus primeros años en París y España, Enviado especial (1967), que reúne sus artículos y reportajes periodísticos, Primeros artículos (1970), la novela del mar Islas en el golfo (1970) y la inacabada El jardín del Edén (1986). Dejó sin publicar 3.000 páginas de manuscritos.Algún día se sabrá , a través de ellos, qué otros lugares del mundo asombraron a Hemingway tanto como para querer plasmarlos en sus escritos .
Recuadro :
DATOS UTILES :
Hotel Ambos Mundos: Obispo 153 (esquina Mercaderes).
El Floridita: Obispo 557 (esquina Monserrat).
La Bodeguita del Medio: Empedrado 207
Finca Vigía: Abierto de miércoles a sábados, de 9 a 16 horas. Los domingos, de 9 a 12. Cerrado los días de lluvia. La terraza de Cojimar: Real 161. Habana del este.
En 1928 Ernest Miller Hemingway hizo una escala de dos días al volver desde París a su casa tropical de Key West, Florida. Cuatro años después aprovechó una invitación de un navegante y contrabandista americano para practicar la pesca de un pez luchador y difícil, el marlín, actividad que lo fascinaba.. Con la excusa de escribir artículos de pesca deportiva , Hemingway comenzó a viajar a Cuba cada vez con más frecuencia. Por eso eligió como base de operaciones a la mejor habitación del Hotel Ambos Mundos, en pleno corazón de La Habana Vieja . El mismo la describió diciendo : "Las habitaciones de la esquina noroeste del hotel Ambos Mundos dan a la antigua catedral, la entrada del puerto y el mar por el norte, y por el oeste a Casablanca y los tejados de las casas que se extienden hasta el puerto y a todo lo ancho de él.” Con un vistazo por la ventana dominaba todo lo que sucedía alrededor . La habitación de “Papa”- como le gustaba que le dijeran - es la número 525 , y es la única de todo el hotel que no se alquila , sino que funciona como recordatorio de su ilustre pasajero . para conocerla hay que pedir permiso en la recepción , pagar un dólar por persona y soportar que un conserje un tanto impaciente se quede parado a nuestro lado, esperando que terminemos de ver todo rápidamente. La habitación está tal como el escritor la conoció : lo único nuevo es el baño. Entre los muebles monacales de madera oscura se encuentra un escritorio de tapa , una vitrina que luce trofeos de pesca del escritor y un estante en el que está una vieja edición del Quijote y una réplica exacta de su barco de pesca , el Pilar . Sobre una mesa pequeña junto a la ventana y a una silla de esterilla se apoya una vieja máquina de escribir de pesadas teclas de bronce pintado que está protegida por una caja de cristal . Fue de esta máquina de donde salieron las páginas del emocionante relato de Por quién doblan las campanas.Hemingway dijo de este hotel que era un buen lugar para escribir . Y es cierto: aunque uno está en un quinto piso aislado de interrupciones, el lugar no está aislado de la vida callejera que se mueve allá abajo , de donde llegan al cuarto las notas ardientes de un grupo de jazz que , hoy en día , se especializa en atraer turistas a una cafetería pintoresca. Las ventanas en ángulo le dan al lugar un paisaje y luz privilegiados, salpicados por el verde de las palmeras del fuerte vecino. Uno puede imaginar que apenas se cansaba de teclear Hemingway podía bajar a tomar un trago en el bar de la planta baja, donde siempre hay un pianista desgranando melodías. A sólo unos pasos del hotel, el autor encontraba el Floridita, donde se relajaba con un daiquirí antes de cenar en el Zaragoza para terminar la noche en La Bodeguita del Medio, donde conversaba animadamente con el dueño del local, Ángel Martínez , que le servía en la barra los mejores mojitos de ron y hierbabuena .Le llevó unos años darse cuenta de que lo mejor no era ir y venir desde y hacia Cuba, sino quedarse a vivir allí, en la ciudad “cuya fresca brisa matinal que sopla hasta en los días más calurosos del verano”, como él decía. Pero cuando llegó con Martha Gellhorn , su tercera esposa, Ernest ya era demasiado famoso como para que lo dejaran caminar tranquilo por las calles de La Habana sin que sus fans lo importunaran . Martha encontró en el diario un aviso que ofrecía una casa en alquiler en Finca Vigía, a 15 kilómetros al sudoeste de La Habana, en un pueblo llamado San Francisco de Paula. El escritor no quiso saber nada con irse a vivir allí, porque la casa no estaba en buen estado y - para peor- estaba demasiado lejos de sus amados bares. Pero un día en que él había salido de pesca , Martha contrató unos albañiles que la repararon la casa anhelada en tiempo récord .Sin más pretextos para protestar, Ernest la alquiló por un año y , finalmente , en 1940, la compró por 18 mil dólares. Cuando Ernest murió, en 1962, su casa pasó a ser un museo abierto, de estilo colonial e imponente torre que mira al mar donde él solía pescar enormes peces espada . La casa construida para sí mismo por el arquitecto catalán Miguel Pascual y Baguer , refleja aún hoy claramente la personalidad del escritor. Sus paredes siguen decoradas con las cabezas de los animales que él cazaba en sus safaris africanos. Hemingway continuó los entredichos matrimoniales con su cuarta y última esposa, Mary Welsh . Mary estaba convencida de que había que hachar las raíces de la ceiba que crecía junto a la puerta . La ceiba - árbol nacional cubano - es una especie de palo borracho gigante , y las raíces de este ejemplar estaban levantando el suelo del Cuarto Veneciano de la casa . Pero el escritor se negaba a podarla alegando que “toda planta debe crecer todo lo que quiera”. Otra vez, aprovechando un viaje de Ernest, su cuarta esposa llamó a un jardinero para que cortara la raíz .Sin embargo Hemingway regresó antes de lo esperado, echó al hombre de la casa a punta de escopeta y conservó la raíz cortada - que sigue exhibiéndose a la entrada- a modo de advertencia. En la casa se puede visitar la biblioteca del autor , con 9.000 ejemplares - muchos autografiados por sus célebres autores -, sala de armas y “gatería”en la torre , habitada entonces por los 57 gatos del escritor que , según él, eran de una nueva raza cruza de angora con gato cubano.
La casa- museo conserva la platería y el mobiliario diseñados por Mary Welsh y Tobby Bruce y realizados por artesanos del poblado cercano. Recuerdos como un enorme sapo toro que el autor encontró en su jardín y mandó embalsamar y sus propios lentes de lectura se exhiben junto a un regalo de su segunda esposa: un banquito con la frase “Poor Old Papa”( “Pobre viejo “) inscripta. Junto a la pileta de natación, están las lápidas de los cuatro perros que seguían a Hemingway a todos lados. El baño aún tiene una balanza con una lista adonde el escritor anotaba su peso cotidianamente y una muy adecuada biblioteca de lecturas junto al inodoro. La casa de huéspedes albergó a Jean Paul Sartre, familiares y varias “amigas”que Hemingway invitaba, pese a las protestas de Mary. En el muelle está anclado el barco Pilar , en el que el escritor realizaba sus excursiones de pesca junto a su amigo Gregorio “Goyo”Fuentes , quien aún vive en Cojimar para contar anécdotas del novelista. Hemingway se inspiró en la vida de amigos pescadores como Goyo y Santiago “Chago “Puig para describir la lucha denodada entre un pescador y un tiburón - “la única cosa que odia de verdad”- en su novela “El viejo y el mar”. Hollywood no tardó en reaccionar al éxito editorial , y propuso rodar un film con ese tema , película que se rodó en Cojimar a pedido del escritor, para que los pobladores pudieran ganar unos pesos extras durante la filmación .
En la plazoleta Ernest Hemingway de Cojimar se encuentra la primera escultura en el mundo dedicada al escritor después de su muerte. La segunda está en El Floridita y la tercera , en La Bodeguita . El busto de la plaza fue fundido con las piezas de bronce que los pescadores donaron de sus botes. Todos los 21 de julio , Goyo brinda con una botella de Johnny Walker etiqueta negra (el preferido de Hemingway) junto al busto de su amigo. El premio Nobel de Literatura 1954 donó su medalla consagratoria a la Capilla de los Milagros de la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, cercana a Santiago de Cuba, donde aún puede observarse en el mismo lugar en el que él la colocó .
DAIQUIRÍ A LO SALVAJE
Tal vez Cuba fue el único lugar donde Hemingway pudo darle cierto orden a su vida .Se levantaba en su finca al amanecer y salía a dar largas caminatas aprovechando el fresco de la brisa marina. Luego alimentaba a los gatos con pescado fresco, se zambullía en la pileta y se entonaba con un whisky. Luego almorzaba con una botella de buen vino chileno o español que tomaba del pico, diciendo : "Las botellas, por el cuello. Las mujeres, por la cintura". Si estaba inspirado, escribía luego en una Royal que estaba sobre un aparador de su habitación, donde tenía un aparato de aire acondicionado que no usaba porque le parecía un lujo vergonzante. Contaba las palabras escritas al fin de cada día , pero odiaba que le preguntaran sobre qué tema estaba escribiendo.
A Hemingway se le debe, entre tantas otras cosas, la invención del "Daiquiri a lo salvaje". El daiquirí se prepara con ron, limón , azúcar y unas gotas de marrasquino, pero él no toleraba el azúcar en los tragos, que decía que hacen que el alcohol caiga peor . Su versión nueva del trago llevaba doble ración de ron y hielo y un golpe de limón, y se sirve “frappé” en copas previamente heladas. A Hemingway le había cautivado la historia del mojito, ya que decían que era un invento del pirata Francis Drake, y decía que la espuma del mojito es igual a la de la espuma del mar que forma la estela de un barco. La capacidad de Ernest para resistir los efectos del alcohol eran admirables. Leía en un sillón junto a un bar bajo del cual podía servirse todos los tragos que quisiera. En una entrevista, un periodista le preguntó cuál había sido su récord alcohólico . Contó que en El Floridita llegó a tomar quince whiskies con lima mientras animaba a un jugador de Jai Alai que estaba deprimido por una derrota deportiva . “Tomamos desde las diez de la mañana hasta las siete de la tarde, y después me fui a casa a trabajar “. “¿ A trabajar? “, le preguntó el periodista, incrédulo .”Espere un minuto.”, pensó el escritor “. No, no trabajé . Me puse a leer “, reconoció Ernest . El escritor era un enamorado de los aromas cubanos , y apreciaba especialmente “el olor del café recién tostado, que era una sensación más fuerte que la de un trago por la mañana . Y el delicioso olor a tabaco". Cuba fue su hogar durante 22 años . Desde ahí partía en sus viajes por el mundo , para regresar siempre . ¿ El motivo? “Me lo han preguntado muchas veces . La verdad es que uno vive en esta isla porque para ir a la ciudad no hace falta más que ponerse los zapatos, porque se puede tapar con papel el timbre del teléfono... y porque en el fresco de la mañana se trabaja mejor y con más comodidad que en cualquier otro sitio. Pero esto es un secreto profesional, que prefiero no difundir demasiado", dijo sonriendo . Su alejamiento de Cuba , motivado en parte por acusaciones de ser un espía durante la segunda guerra mundial , lo llevaría en poco tiempo a tomar una decisión drástica y desesperada , en las montañas , muy lejos de ese mar que amaba tanto.
UN VIAJERO INCANSABLE
Ernest Miller Hemingway era un hombre apasionado, que vivió su vida con total intensidad. Era un sibarita indomable que no se privó de ningún gusto,un aventurero que trazó su carrera de modo tal de lograra ganarse la vida haciendo siempre lo que más le gustaba . Casi sin quererlo, a través de sus obras dejó una importante cantidad de guías de viaje , ya que deslizó comentarios muy vívidos de todos los sitios por donde anduvo. Cuando no lo narró en primera persona, lo contó a través de sus personajes, siempre con su estilo directo, certero y simple logrado en su larga labor como corresponsal extranjero.
Hemingway nació el 21 de julio de 1899 en Oak Park, Illinois.Fue cronista del diario Kansas City Star.Durante la Primera Guerra Mundial se alistó como chofer de ambulancias voluntario en Italia, de donde pasó al ejército. Allí fue gravemente herido y tuvo un romance con una enfermera del hospital que le sirvió de inspiración para su novela Adiós a las armas (1929).
Después de la guerra fue corresponsal del Toronto Star Weekly en Italia , Suiza, Alemania y Turquía y se fue a vivir a París, donde conoció a los escritores exiliados Ezra Pound y Gertrude Stein, que lo incentivaron para animarse a escribir narrativa.Pasando por Venecia quedó tan deslumbrado que la eternizó en el libro Al otro lado del río y entre los árboles (1950) En 1924 y 1925 asistió a la fiesta de San Fermín en Pamplona, España , que le dio tema para Muerte en la tarde (1932).En 1926, la editora Scribner's de Nueva York le publicó The sun also rises ( Fiesta ), inspirada en sus experiencias en París.En 1927 se instaló a vivir en una casa metida en un jardín selvático en el apacible cayo de Key West, estado de Florida , y luego conoció La Habana, donde vivió más de dos décadas. Desde allí recorrió Wyoming para ir a cazar ,y volvió a España y Francia .Sus vivencias como corresponsal de Guerra desde España lo llevaron a escribir Por quién doblan las campana en La Habana y , una excelente crónica de combate publicada en 1940, que siguió el estilo en Hombres en guerra (1942).Varias veces salvó la vida por un pelo en graves accidentes: cuando estallaron bombas en la habitación de su hotel, al chocar con un taxi durante los apagones de la segunda guerra y en 1954 cuando su avión se estrelló en Uganda y su esposa se quebró un brazo .Sin embargo él, siendo un aventurero empedernido, continuó sus viajes disfrutando de sus experiencias en safaris en Africa , de donde salieron las páginas de Las verdes colinas de Africa (1935) y La quinta columna y los primeros cincuenta y nueve relatos (1938),que incluye La vida feliz de Francis Macomber y Las nieves del Kilimanjaro.De sus incursiones de pesca deportiva en Cuba salió la novela que le valiera el Premio Pulitzer de Literatura en 1953, El viejo y el mar(1952), que también fue llevada al cine. Murió en la idílica localidad de Ketchum el 2 de julio de 1961,siguiendo el ejemplo de su padre:disparándose un tiro con una escopeta.
Otras obras suyas fueron Tres relatos y diez poemas (1923) En nuestro tiempo (1924), Hombres sin mujeres (1927) El que gana no se lleva nada (1933) y la crítica social Tener y no tener (1937).En 1954 recibió el Premio Nobel de Literatura. Poemas completos (1960).
Los libros que se publicaron póstumamente incluyen París era una fiesta (1964), un relato de sus primeros años en París y España, Enviado especial (1967), que reúne sus artículos y reportajes periodísticos, Primeros artículos (1970), la novela del mar Islas en el golfo (1970) y la inacabada El jardín del Edén (1986). Dejó sin publicar 3.000 páginas de manuscritos.Algún día se sabrá , a través de ellos, qué otros lugares del mundo asombraron a Hemingway tanto como para querer plasmarlos en sus escritos .
Recuadro :
DATOS UTILES :
Hotel Ambos Mundos: Obispo 153 (esquina Mercaderes).
El Floridita: Obispo 557 (esquina Monserrat).
La Bodeguita del Medio: Empedrado 207
Finca Vigía: Abierto de miércoles a sábados, de 9 a 16 horas. Los domingos, de 9 a 12. Cerrado los días de lluvia. La terraza de Cojimar: Real 161. Habana del este.
( Nota publicada en Pagina 12 , año 2000)
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